Un equipo integrado por ingenieros, neurocientíficos, cirujanos y expertos en robótica lograron implantar una mano biónica que permite sentir si los objetos que sostiene son blandos o duros, con un sistema que incluso puede utilizarse fuera del laboratorio.
Almerina Mascarello, una mujer italiana que perdió la mano izquierda en un accidente hace más de 25 años, fue la primera afortunada en probar la nueva tecnología, que utiliza unos pequeños electrodos implantados en los nervios de sus brazos.
La señales generadas por el dispositivos son enviados a una computadora que carga en su espalda al interior de una mochila, la cual convierte esos mensajes en señales que el cerebro humano puede entender.
El mismo equipo había creado en el 2014 una equipo similar pero demasiado pesado y grande para poder usarlo en el mundo real, por que todo este tiempo hicieron posible por reducir su tamaño y hacerla portátil.
De hecho, aseguran que los humanos algún día podrían usar brazos robóticos que sean mejores que sus extremidades naturales, al crear una prótesis “que permita movimientos más complejos que una mano con cinco dedos”.
Con información de The Sun.