Vanina Catalá Ortmann, una mujer de 35 años de edad y residente del barrio argentino de San José, buscaba a su primer hijo cuando quedó embarazada de trigemelas; es decir, los tres fetos son genéticamente idénticos.

Un foto de la futura mamá la muestra sonriente en Facebook, pero no siempre fue así, pues confiesa que cuando recibió la noticia fue como recibir un 'cubetazo' de agua fría. Los trigemelos son un acontecimiento extraño que ocurre cada 200 millones de embarazos.

Se trata de hermanos que proceden de un mismo óvulo, pues se genera cuando un espermatozoide fecunda a un óvulo y queda dividido en tres durante la primera etapa de gestación. Como resultado, los bebés comparten la placenta y todas las características físicas; entre ellas, el sexo y el grupo sanguíneo.

Por suerte, en noviembre del 2019 Vanina y su pareja, Leonel Chainski, se mudaron a la parte de arriba de la casa de los padres del hombre: 

"Si bien tuve que hacer algunos arreglos, hay espacio de sobra y no tenemos que preocuparnos por pagar un alquiler. Con respecto al dinero, si el sueldo no alcanza, tendré que sumar algunas horas extra de clases"

Leonel Chainski

La noticia les llegó los primeros días de 2020, mientras paseaban por Europa antes de que la pandemia por coronavirus cerrara las fronteras. La mujer tenía un atraso de varios días, algo de náuseas y mucho sueño, así que compró un test de embarazo que resultó positivo, aunque lo mejor todavía estaba por descubrirse.

Fue hasta el 15 de febrero que se condujeron al Grupo Médico Progenie de Ezeiza, en Argentina, donde la obstetra María Inés Visco les comunicó que se trataba de un embarazo trigemelar, provocando el llanto de Catalá Ortmann: "Me tapé la cara y me puse a llorar. Casi me muero: fui por uno sólo y al final eran tres", cuenta.