No se rebelan contra sus padres, o se encierran en sus habitaciones por un berrinche, pero los animales salvajes muestran conductas en su juventud que los padres de los adolescentes humanos podrían reconocer.
Esta fue la conclusión de Cyntha Moss, investigadora especialista en elefantes, autora de varios libros que relatan las conductas de los paquidermos en el Parque Nacional de Amboseli ubicado en la nación africana de Kenia.
Estas conductas son especialmente notorias en los machos de la especie, quienes en sus primeros años de vida cometen errores y toman riesgos similares a los de los adolescentes.
“Son inocentes y tienen mucho que aprender, cometen errores”.
Cynthya Moss, especialista en conducta de animales
De acuerdo a un nuevo libro publicado por las expertas Barbara Natterson y Kathryn Bowers, este tipo de conductas impulsivas aparecen en diversas especies.
Las autoras señalan que en una forma general, tanto los animales como los humanos adolescentes enfrentan los mismos tipos de retos por llevar a cabo decisiones en donde están involucrados malos juicios y actitudes que conllevan un grave riesgo.
Este tipo de acciones, en otra similitud, pueden parecer exasperantes y alocadas para otros adultos de las especies, ya sean humanas o del reino animal.
En este contexto, tanto los humanos como los elefantes adolescentes comparten un mismo rasgo: el de enfrentarse y ponerse en peligro de forma deliberada.
Por este motivo, señalan las autoras, la adolescencia es una etapa sumamente peligrosa para los animales, desde los peces hasta las aves, pasando por los mamíferos.
Se trata de jóvenes con cuerpos desarrollados, pero poca experiencia de vida, en los que claramente se observa un repunte en las índices de mortalidad, ya que se trata de “presas fáciles”.