La trama de El nombre de la rosa, de Umberto Eco, fue llevada a la vida real a través de tres libros de los siglos XVI y XVII que resultaron envenenados con arsénico y colocados en una biblioteca pública de Dinamarca.
Las obras, de la Universidad de Southern Denmark, en Esbjerg, permanecieron abiertas al público durante muchos años hasta que dos profesores descubrieron que podrían provocar desde una intoxicación hasta cáncer.
{username} (@LetraMuertaED) July 10, 2018
Jakob Povl Holck y Kaare Lund Rasmussen analizaron los libros con ayuda de fluorescencia de rayos X y no porque sospecharan estaban llenos del elemento químico, sino porque creían que contenían los pergaminos más antiguos.
De acuerdo con el portal The Conversation, los profesionales hallaron que era difícil identificar los textos por culpa de una extensa capa de pintura verde que oscurecía las letras originales, así que los llevaron a un laboratorio.
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