El termómetro público ubicado en la localidad de Oymyakon, ciudad que se localiza en Siberia, Rusia, se descompuso ayer por la noche al descender la temperatura por debajo de los 62 grados centígrados.

Con ese frío, todo se congela: el agua, la piel e incluso las pestañas de las personas que se aventuran a salir al aire libre.

La menor temperatura histórica registrada en la población habitada por 50 personas fue de -67.7 grados celsius, en febrero de 1933.

Esta temperatura es la más baja registrada fuera de la Antártida, lo que hace esta población el lugar permanentemente habitado más frío en el planeta.

¿Lo increíble? Pese a sus bajísimas temperaturas, existen personas que viajan a la población para practicar el turismo e incluso comparten sus imágenes en este lugar en redes sociales.

Oymyakon quiere decir “agua que no se congela”, debido a la presencia de aguas termales mismas en las que algunas personas se animan a bañarse.