La afectada ingresó de emergencia al Hospital de la Universidad de Pekín, ubicado en Shenzhen, con problemas de presión arterial y respiración.

Al practicarle el ultrasonido, se encontró que tenía un agujero dentro de su útero, pero lo sorprendente fue que se determinó que esto ocurrió debido a una patada del propio bebé.

Para salvar la vida de ambos, se practicó una cesárea de emergencia, para detener la pérdida de sangre de la madre y la muerte del bebé, que resultó ser una niña.

En apenas 10 minutos de operación se logró extraer a la niña y salvar la vida de la madre, resultando el procedimiento todo un éxito.