3 de mayo de 2024 | 11:17 p.m.
Histórico

    Monterrey se desangra

    Compartir en

    Monterrey,

    la capital industrial de México, generadora del 12% del PIB está muy mal

    herida. Si no se recupera pronto, México entero podría sufrir las consecuencias

    y ser declarado un estado fallido. Esto podría cambiar la historia de México al

    grado de marcar un parteaguas en el antes de y después de los enfrentamientos

    de Monterrey.

    Estamos

    hablando de la posibilidad de ser declarados un Estado fallido, gracias a

    un episodio de violencia que pareciera ser uno más en una larga cadena que vive

    diariamente la ciudad de Monterrey, pero que está resultando ser la gota que

    derramó el vaso. Es como la flecha que voló cien metros y pegó exactamente en

    el codilllo del venado. Un tiro milagroso, un evento fortuito pero con enorme

    poder catastrófico. Estoy hablando de la confrontación armada entre

    guardespaldas de FEMSA y un grupo de sicarios de un cartel de la droga en el

    Colegio Americano, que ha dejado un marcador difícil de negar: una ciudad

    apendejada y acobardada en sus liderazgos camarales y empresariales y unos

    mafiosos crecidos y más prepotentes que nunca.

    Si la

    violencia asusta, las mentiras desconciertan y el ocultamiento de la verdad

    solo han hecho tomar más fuerza al remolino de dudas y temores que se van

    entrelazando para generar una psicosis generalizada entre las clases

    emprendedoras. En los días siguientes al "ataque al Americano" y amparados en

    el único boletín de prensa emitido que dio la versión oficial creíble y que

    curiosamente vino del Embajador de los Estados Unidos y del Consulado local,

    cientos de niños y jóvenes simplemente ya no fueron enviados a sus colegios y

    universidades. Cientos de familias enteras abandonaron Monterrey esta semana y

    se están reubicando en Los Angeles, San Diego, Dallas, San Antonio, Austin o en

    el Valle de Texas.

    Una

    hemorragia nunca vista y que es de talento, de ese que México no puede perder,

    del talento que ha caracterizado a los hombres de Monterrey, forjadores de

    imperios económicos, educativos, industriales, financieros y culturales. La

    sangre empezó a fluir en el sexenio del anterior gobernador Natividad González Parás,

    cuando en una carta de Alejandro Junco De La Vega, director y propietario de EL

    NORTE, REFORMA y MURAL le hizo saber al gobernador que por razones de

    inseguridad extrema y ante la imposibilidad de su gobierno de brindarles un

    mínimo de seguridad a su familia había decidido llevarse a su mujer, hijos e

    hijas a vivir a la capital Texana y jugársela él solo al frente del timón del único

    medio de comunicación local que sigue diciendo las cosas por su nombre.

    Pero lo que

    hace más de un año fueron unas cuantas gotas se han convertido de la noche a la

    mañana en borbotones similares a los que vemos en las corridas de toros, en las

    cuales anticipamos una muerte segura ante la evidencia contundente de que los límites

    fisiológicos del animal han sido rebasados. Solo es cuestión de tiempo

    pensamos, por todo lo que vemos en el toro: sus latidos, su saliva espesa, su

    fuerza desvaneciente. Así está Monterrey: postrada, asustada, contra la pared.

    Ese

    enfrentamiento logro lo que nadie siquiera imaginó: que personal de seguridad

    de FEMSA, entrenado, capacitado por expertos extranjeros y armado con R15 y

    pistolas 9 milímetros en combate urbano fuera no solamente vencido, sino

    humillado por las fuerzas de uno de los grupos del narcotráfico que se dió el

    lujo de capturarlos vivos a cuatro de ellos, encajuelar a los que había matado

    en el lugar de los hechos y regresarlos frente a las mismas instalaciones de

    FEMSA en la madrugada del día siguiente con un mensaje expreso y otro

    implícito, cada cual más dramático y tétrico que el otro: no se metan con

    nosotros. Nosotros mandamos pues tenemos el poder real. Controlamos al gobierno

    y al gobernador. Aquí están sus muertos y den gracias que no los matamos a

    todos, a ver si así entienden, porque nos podemos meter hasta sus casas y nadie

    nos detendrá.

    A todo esto

    el grupo FEMSA y El Gobierno del Estado de Nuevo León reaccionaron con la peor

    combinación de mentiras y medias verdades. Que no hubo muertos, que no se

    trató del intento de secuestro de un familiar de José Antonio Fernández,

    presidente de la compañía, que no esto y que no lo otro. Lo único que

    logro con sus mentiras y medias verdades fue exacerbar la desconfianza en la

    capacidad en el resto de los capitanes de la industria más importante de todo

    el norte del país para enfrentar al narcotráfico y sus refinados métodos de

    lucha. Si eso le pasa a Femsa, la gente pensó, qué nos espera a nosotros, a los

    demás, a los que no traemos carros blindados y escoltas o R15s en la cajuela de

    guantes, a los que tampoco sabríamos cómo dirigir una ráfaga sin perder la

    noción del tiempo, del rumbo y de nuestra propia identidad.

    Monterrey

    como México, estaba en la creencia de que los miembros del crimen organizado

    solo causaban daños en forma aleatoria y quirúrgica entre ellos, que las

    simples matemáticas eran suficientes para descartar como improbable, quedar

    atrapado del lado equivocado de las balas. El ataque al colegio Americano

    confirmo otra percepción de golpe, en forma brutal. uno de los carteles que está

    siendo expulsado del estado fallido de Tamaulipas decidió subirle la mira a la presión

    contra el gobierno atacando a la cabeza del empresariado de Monterrey, han

    decidido atrincherase en la ciudad y esperar la gran batalla contra el ejército

    y sacrificar a miles de inocentes en el intento de forzar una negociación con

    el gobierno y mientras esto pasa, nosotros, los privilegiados, por

    emprendedores, somos los que traemos un BLANCO pintado en la espalda y otro

    igual de grande en el mero corazón. Todos aquí saben lo que es un BLANCO de

    TIRO, no se requiere más traducción.

    El caso es

    que el impacto sicológico no tiene paralelo en la historia de la ciudad, ni la Revolución

    hizo lo que paso en Monterrey en la última semana, quizá fue cuando nuestros antepasados

    se unieron para dar la batalla a como se pudo contra los invasores

    norteamericanos hace poco más de siglo y medio en el cerro del Obispado. Ahora

    tenemos allí una gigantesca bandera que no sirve para otra cosa que para

    recordarnos la única salida que nos queda a los que nos quedaremos...enfrentar

    unidos este mal que los gobernantes como Natividad González Parás y su

    criaturita y heredero Rodrigo Medina trajeron a Monterrey por ignorancia,

    cobardía o corrupción y que ahora cobardemente solo recurren para disfrazar su

    incapacidad de enfrentar los gravísimos problemas de seguridad que ellos 2

    generaron en gastar millones de pesos en SPOTS televisivos, lo que solo

    produce más rencor y frustración hacia ellos.

    La Sultana

    del Norte está herida. Se desangra en talento que genera empleos, salen

    corriendo de la ciudad, no los culpo, el huir de esta violencia no los hace

    menos Mexicanos. Están asustados y desanimados por el gran revés sufrido

    por el envalentonado grupo FEMSA que ha sido humillado por un cártel de

    maleantes dispuestos a todo. Monterrey está de rodillas, esperando el

    descabello o la muerte del soldado pero sabe que quizá ni eso están dispuestos

    a concederle quienes la tienen agarrada del cogote y la han dejado sin respirar

    mientras que deciden qué hacer con ella.

    Una cosa es

    segura. Si Monterrey se pierde ante el narcotráfico, Se pierde México,

    dejaremos de existir como una nación viable. Somos como la gran batalla de

    Zacatecas durante la revolución. La salida tampoco es la negociación y el concubinato

    con los carteles, ya que fue esa táctica usada por el PRI durante décadas que metió

    hasta la recamara a un grupo de maleantes que hace rato perdieron toda noción

    de límites en su desmedida ambición por tomar todo el poder que tan fácilmente

    pudieron comprar a base de asustar o corromper gobernadores de medio pelo.

    Es difícil

    saber si a Monterrey le queda un segundo aire o si los empresarios que no se

    vayan, se van a poder organizar para recuperar la ciudad que HOY está en manos

    del narcotráfico, lo único que estoy seguro es que en este momento y con

    este GOBERNADOR será imposible.