No miento. Juro que lo

que van a leer es cierto. Esto es, que sí lo dijo el papa Benedicto XVI. Este

santo hombre expresó, además con absoluta formalidad, queel purgatorio no es un lugar del espacio

o del universo, "sino un fuego interior, que purifica el alma del

pecado". Lo escucharon miles de personas, según notas de prensa que no

tienen por qué inventarle declaraciones extravagantes a don Benedicto XVI, antes

llamado Joseph Alois

Ratzinger.

Para argumentar con autoridad, Benedicto XVI citó a una

experta en el purgatorio: Catalina de

Génova, dama que vivió entre 1447 y 1510. Esta santa, que perteneció a la muy

noble familia Fieschi, fue sometida al tormento de haberse casado no por amor,

sino obligada por el oportunismo político de quienes le rodeaban. Así que, tal vez para sacarle la vuelta a su

marido, doña Catalina, que desde 1943 es la Patrona de los Hospitales

Italianos, dedicó mucho de su tiempo a redactar un brillantísimo "Tratado del

purgatorio" que no fue producto de vulgares investigaciones o estudios, sino de

revelaciones directas que a ella le hizo el mismísimo Jesús.

Ahora, tanto tiempo

después, Benedicto XVI añade un dato a lo dicho por Catalina de Génova: "El

purgatorio no es un elemento de las entrañas de la Tierra, no es un fuego

exterior, sino interno. Es el fuego que purifica las almas en el camino de la

plena unión con Dios". ¿Bromea el actual papa? Espero que sí. Es que me parece

sencillamente imposible que, a estas alturas de la historia, alguien tan

inteligente y preparado como él pueda creer en tales guasas. Hombre educado y

talentoso, Ratzinger

no puede engañarse a sí mismo. No, de ninguna manera. ¿Por qué, entonces, se

atreve a salir con esas cosas que ya nadie, en su sano juicio, toma con

seriedad? Supongo que por mantener viva a una institución cuya única utilidad

es turística. Y bueno, siendo el turismo una industria tan importante en

Europa, pues Benedicto XVI hace sin duda lo correcto al prestarse a semejantes

elucubraciones.