30 de abril de 2024 | 08:35 a.m.
Histórico

    Cuánto envidia Cuauhtémoc a López Obrador

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    Cuauhtémoc Cárdenas es hijo de papi; Andrés Manuel López

    Obrador, no. Si Luis Donaldo Colosio viviera, diría que el primero es un

    producto de la cultura del privilegio, mientras que el segundo es el clásico

    representante de la cultura del esfuerzo.

    Cuauhtémoc Cárdenas es un hombre poseedor de cuantiosos

    recursos económicos; Andrés Manuel López Obrador siempre ha vivido con

    sencillez. Es legendario el apartamento que Cárdenas tiene o tuvo -para el caso

    es lo mismo- en París, Francia; es admirable la modestia del apartamento de

    López Obrador ubicado al sur de la Ciudad de México.

    Cuauhtémoc Cárdenas, por lo que hizo en 2006, pasará a la

    historia como un traidor a la democracia, ya que cuando pudo contribuir a la

    campaña de AMLO, se negó a hacerlo; Andrés Manuel López Obrador, en cambio, se

    ha ganado ya un lugar en la historia como un líder social absolutamente

    vertical.

    Cuauhtémoc Cárdenas heredó lo más destacado que posee: la

    gloriosa historia de su padre que el hijo, en los últimos años, no ha sabido

    plenamente honrar; Andrés Manuel López Obrador ha conseguido, con su esfuerzo,

    lo que es: el político más importante de México, el único dirigente capaz de

    cambiar el rumbo del país que aceleradamente marcha a la ruina.

    Se entiende, sin duda, que Cuauhtémoc Cárdenas envidie a Andrés

    Manuel López Obrador. Está claro el motivo, entonces, que ha llevado al primero

    a pedir que el segundo sea expulsado del PRD.

    Supongamos que sus compañeros de partido le hicieran caso al

    resentido Cuauhtémoc Cárdenas. ¿Qué pasaría si la burocracia perredista echara a

    Andrés Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática? Algo muy

    sencillo: las bases, y no pocos de los cuadros principales, se alejarían de ese

    instituto político, que quedaría reducido a nada, un simple cascarón vacío.

    Porque López Obrador, con o sin el PRD, probablemente

    va a ser el candidato de millones de mexicanos en las elecciones presidenciales

    de 2012. Si fuera el caso, no me imagino a ningún perredista atreviéndose a

    participar en esos comicios teniendo como rival a AMLO. Ni Marcelo Ebrard ni

    Amalia García están tan locos como para intentarlo o al menos considerarlo como

    una posibilidad. ¿Se atreverá a desempeñar ese papel el junior del junior, es

    decir, Lázaro Cárdenas, hijo favorito de Cuauhtémoc? Si Lázaro quiere quedar en

    ridículo, que lo haga. Muy su gusto.