Mariana López Soto, de 24 años; Carmen Selene Moreno, de 26;

Verónica Picos Bastidas, de 22, y Claudia Janeth Bernal Delgado, de 25; Perla

Zapata de 25 y Rosa Imelda Félix Gamboa. Estos son los nombres y las edades de las

mujeres, todas ellas en la flor de sus vidas, cuyas vidas fueron arrebatadas

por un incendio en una tienda Coppel ubicada en Culiacán, Sinaloa.

Es increíble que en pleno siglo XXI, en el año 2010, las

tiendas propiedad de Enrique Coppel (quien llamó en una carta dirigida a los

empleados de sus tiendas a votar por Felipe Calderón) actúen con condiciones de

semi-esclavitud, en donde se encierra a empleadas mientras hacen el inventario

ya que por "políticas de la empresa" sólo los gerentes pueden controlar el

acceso a la tienda.

Quizás para el señor Enrique Coppel valga más un equipo de

sonido de ínfima calidad hecho en China o ropa de mediocre calidad que la vida

de los seres humanos. Pero el dejar encerradas a seis jóvenes en una tienda,

contraviniendo toda medida elemental de seguridad laboral no solo es inhumano,

también es criminal, un auténtico homicidio.

Cómplices de la impunidad con la que seguramente contarán

los responsables de las muertes en la tienda Coppel en Culiacán son también

medios como Televisa y Milenio, quienes en un ánimo de proteger sus intereses

económicos se refieren a la cadena de tiendas propiedad de Enrique Coppel como "tienda

departamental".

No cabe duda que con casos como los muertos en Pasta de

Conchos, los de CFE, los empresarios secuestrados, levantados y extorsionados y

ahora las empleadas de Coppel, se demuestra que en México, tener un trabajo

honesto es una profesión de altísimo riesgo.

Continúan las muertes innecesarias de ciudadanos de nuestro

país e incluso existe una llamada registrada de una de las empleadas encerradas

en el incendio solicitando ayuda para salir. ¿Hasta cuando?

Postdata 1: Varios tuiteros indignados han propuesto

boicotear a las tiendas Coppel. Ojalá la medida "prenda" y desde aquí envío

todo mi apoyo.

Postdata 2: Irónicamente, el logo de Coppel es una llave y a

las seis empleadas las dejaron encerradas bajo llave, tras una puerta metálica

con candados, la cual no pudieron derribar para salir y salvar sus vidas.