La todavía senadora Xóchitl Gálvez (por algo no renuncia a su puesto) está en un “brete”, cómo se dice popularmente. A los dos escándalos gemelos de su “Casa Roja” multimillonaria y el plagio en su trabajo presentado para titularse cómo ingeniera en la UNAM, se le suma un estancamiento en las encuestas que a estas alturas es inocultable.
Las ocurrencias de Xóchitl ya no le atraen nuevos seguidores, una reciente encuesta de María de las Heras es demoledora, poniéndola a más de 50 puntos de la doctora Claudia Sheinbaum, e incluso, con la posibilidad que un hipotético Samuel García cómo candidato, la mande al tercer lugar.
Por otro lado, el traidor a la democracia Vicente Fox sigue sumido en el fango de su judeofobia y racismo, refiriéndose a Claudia cómo “judía y extranjera”.
¿No se da cuenta Fox que esos ataques miserables elevan la figura de Sheinbaum? Por supuesto que no. El personaje conocido desde su desgraciado sexenio cómo el “Bisonte” jamás ha destacado por su intelecto, ni por su pensamiento estratégico. Más bien, cómo dice aquel dicho pícaro mexicano, es cómo el “Pájaro Bermejo”, que entre más viejo se volvía más p**dejo.
Estaba por pedirle a la oposición mexicana que evaluaran conseguir mejores cuadros para su campaña, pero ¿para qué? A estas alturas, la vulgaridad de Xóchitl y de Fox, su ambición y rapacidad, son el principal activo de la campaña de Sheinbaum. Que sigan así y que luego no nos sorprenda que la intención de voto de la virtual abanderada morenista llega al 75%, o hasta más.