EL IMSS EN LA PANDEMIA

En el Voluntariado IMSS miles de mujeres y hombres de varias generaciones hemos trabajado por más de 54 años con generosidad y solidaridad para acompañar física, social y emocionalmente a las personas derechohabientes en el tránsito del cuidado de la salud.

Durante décadas, las voluntarias y los voluntarios hemos compartido conocimientos y experiencias para ser mejores, más amigables, cordiales y empáticos con la realidad que vive cada paciente. Son muchas las actividades que distinguen al Voluntariado IMSS, pero una de las más importantes, es el acompañamiento personal.

En este Mes de Sensibilización del Cáncer de Mama, destacamos la labor de nuestras voluntarias en los hospitales de gineco-obstetricia y oncología quienes están, permanentemente, al lado de las mujeres en tratamiento por cáncer de mama brindando calidez y apoyo.

La labor cercana que pone a las voluntarias frente a frente con las pacientes y sus emociones permitió entender que un diagnóstico por esta enfermedad conlleva un cambio abrupto de vida, pues no solo se trata de enfrentarse a un tratamiento médico complejo, también impacta las relaciones sociales; las actividades cotidianas se vuelven desafiantes, algunos pasatiempos se tienen que dejar y el cuerpo, así la condición física cambia.

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Frente a esta realidad y gracias al conocimiento que sumamos, el Instituto creó el Programa “Soy Rosa IMSS”, una iniciativa que surgió en 2017 para brindar información y fortalecer las campañas de prevención sobre el cáncer de mama. Los primeros esfuerzos se hicieron con brigadas que se instalaban en los pasillos y salas de espera de diferentes unidades médicas del IMSS para promover la técnica correcta de autoexploración mamaria.

Gracias a la empatía de las voluntarias, entendimos rápidamente que teníamos que ir más allá de la prevención y profundizar en el trabajo con aquellas mujeres que luchaban contra la enfermedad e, incluso, aquellas que la habían vencido, especialmente, con las mujeres cuya línea de tratamiento había sido la mastectomía.

Si bien, este procedimiento médico salva la vida, sabemos que también detona un difícil camino para retomar la vida laboral, social y familiar. Nuevamente la cercanía y la confianza que se genera entre voluntarias y pacientes nos dio la ruta para atender dos necesidades de importancia: disminuir el dolor en la región cervical y fortalecer la imagen corporal, por ello desarrollamos la prótesis de mama artesanal.

Esta prótesis externa es resultado de un exhaustivo trabajo interdisciplinario que permitió diseñar y concretar un modelo construido con semillas de linaza por las manos de voluntarias y voluntarios quienes ponen todo su empeño para regresar la esperanza a miles de mujeres. Actualmente, más de 9 mil pacientes se benefician de una de estas prótesis artesanales que les permiten compensar la diferencia de peso debido a la extracción de una o ambas mamas, disminuyendo el dolor físico, y ayuda a recobrar una imagen con la que se sienten cómodas.

Pero, para las voluntarias del IMSS esta labor de apoyo va más allá de entregar una prótesis, pues es notorio en el rostro de las mujeres la preocupación y decaimiento que se expresa, incluso, en la manera de vestir, caminar y comportarse; muchas de ellas enfrentan el señalamiento de sus familias, la pérdida de amistades o la separación de sus parejas.

Las voluntarias del IMSS que participamos en el Programa “Soy Rosa IMSS” tenemos la convicción de recibirlas con respeto y cariño, para que sepan que están en un espacio seguro, donde pueden sentirse valoradas, expresarse abiertamente, dialogar sobre su cuerpo sin prejuicios y sentir que son parte de una comunidad que comparte las mismas experiencias y dificultades.

Una vez que tienen la prótesis de talla adecuada cuentan con un recurso para impulsar su rehabilitación física y emocional. Al comenzar a utilizarla notamos un cambio inmediato, recobran una postura erguida y disminuye el dolor cervical; sonríen frente al espejo pues, la percepción de sí mismas cambia, regresa la confianza y seguridad para comenzar a retomar sus actividades y rutinas.

A lo largo de los 5 años de este Programa, son las manos de las y los voluntarios, como Rosa María López López, las que le han dado vida. Rosy, como le gusta que le llamen, es voluntaria activa desde hace siete años en el Hospital de Oncología de Centro Médico Nacional Siglo XXI, en donde destaca por el servicio altruista y cálido que brinda gracias a su vocación por contribuir en el bienestar de las personas.

Desde que se instaló el taller de prótesis, Rosy, acude cotidianamente a colaborar en su elaboración. Su dedicación ha sido ejemplo permanente pues a diario observamos su alegría y entusiasmo al limpiar las semillas de linaza, pesando, cosiendo y abrazando cada prótesis que termina.

Para quienes colaboramos en esta labor, lo más gratificante llega cuando observamos la alegría en el rostro de las mujeres beneficiadas, y escuchamos testimonios como: “Me siento amada y querida”, “Ahora puedo vestir mis prendas favoritas de nuevo”, “Ya no tendré temor de ser criticada, al salir a la calle”, “Perdí un seno, no mi vida, mi prótesis es un gran regalo”, “Soy tan feliz, ya me vi sonriendo siempre”

Soy Rosa IMSS” es un programa que en esencia está construido con base en la solidaridad, la empatía y el respeto de las personas voluntarias.

Es por ello por lo que las metas se logran con alegría, como la que nos propusimos y alcanzamos para este octubre de 2021, de entregar y beneficiar con 2 mil prótesis de mama artesanales a mujeres derechohabientes y no derechohabientes del IMSS, incluidas comunidades rurales del programa IMSS Bienestar.

El trabajo de las voluntarias y los voluntarios del IMSS es invaluable porque responde a una profunda vocación de servir a los demás para alcanzar su bienestar a cambio de una sonrisa. Sin duda una labor que debe reconocerse y celebrarse en todo el país.

Voluntariado IMSS

Nancy Leticia Vega Cruz en Twitter: @VoluntariosIMSS