Si se sale del país y saben de que es uno mexicano, lo más seguro es que lo primero que digan, con una sonrisa los interlocutores, no de nuestras milenarias pirámides y avanzada y añeja civilización, diversidad de climas y todas nuestras bellezas imaginables por mencionar, sino de un sólo personaje, ni más ni menos y a pesar de estar en el retiro cómo futbolista profesional por ahora, ya, un cuarto de Siglo.

El señor Hugo Sánchez ha decidido no dirigir más. Y es que a él los directivos mexicanos le hicieron pagar con su puesto como timonel nacional el error de los federativos de cargarle, a la par, la selección mayor y la olímpica, con la eliminación a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

El partido definitorio contra Haití y de hecho todo ese pre olímpico la escuadra mexicana jugó bien, como para asistir sin problema mayor a la justa olímpica veraniega, pero el maldito complejo, la tara más grande y endémica del futbol mexicano, hacer todo lo más difícil para que al momento de hacer el gol aparezca toda clase de complejos en forma de fantasmas, mismos a los que a Hugo Sánchez estos mismos temían. Pocos han sido los futbolistas mexicanos sin miedo al gol, puedo aquí citar a tres de ellos, que no obstante eso, se encuentran en un escalón por debajo del pentapichichi, y que son el ‘Chicharito’ Hernández, Luis Flores y Pedro Pineda.

Viendo las jugadas del sábado pasado en el partido de Pumas vs. Toluca, me he dado cuenta que esa situación ha ido, espeluznantemente al alza, las fallas de los delanteros de los Pumas no las habría tenido, en ese mismo escenario, ni mi sobrinito de siete años; sí parece que somos la capital mundial del “¡viven en un Contry!”.

Por ese mismo pequeño gran problema, donde Hugo Sánchez más pudiera ayudar al futbol mexicano no es en un banquillo ni de directo, federativo o miembro de algún “consejo de notables para el futbol mexicano”, sería, y además cómo un seguro modelo de negocio, quizás con el esquema de franquicias, de escuelas de futbol para niños y jóvenes, pero no como las que ya existen por todo el país, sino unas donde lo primordial sea el gol, y a partir de ese criterio, los niños/jóvenes que posean ese atributo, repartirlos luego en las demás posiciones incluyendo el arquero. De esa forma, jugarían todos con una idea que suena tan lógica como lo que es: en el futbol se juega para anotar goles y gana el equipo que más los hace. Ojalá don Hugo Sánchez Márquez se animase a emprender un proyecto tan noble y con frutos de todo tipo asegurados, en un corto, mediano y largo plazo.