AMLO, en su reciente visita a Naciones Unidas, conminó a la organización internacional a “despertar de su letargo” y a que lidere acciones que conduzcan a combatir la corrupción, la pobreza y la desigualdad. ¿Sabrá el presidente AMLO que existen los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mismos que fueron adoptados como parte integrante de la Agenda 2030 en 2015 y que consisten en 17 puntos dirigidos a resolver los grandes problemas de los países pobres y en desarrollo?

Enseguida, el presidente AMLO planteó en Nueva York la puesta en marcha de un Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar, el cual estaría conformado por una inversión global montada sobre los ingresos del 4 por ciento de las personas mas ricas del mundo, el 4 por ciento de los ingresos de las corporaciones más grandes y el 0.2 por ciento del PIB de cada Estado miembro del G20.

Si uno no fuese mexicano y no conociéramos el discurso de AMLO y sus acciones, pensaríamos que el presidente mexicano es un líder que representa una izquierda progresista y moderna; que implementa políticas en favor de la protección del medio ambiente, que ha realizado una profunda reforma fiscal y, en suma, que ejerce un liderazgo fuera y dentro de las fronteras nacionales.

Sin embargo, AMLO y su gobierno distan de serlo. Por un lado, navegan contracorriente en materia medio ambiental, contravienen los consensos internacionales en el tema del calentamiento global, destinan recursos públicos a la construcción de una refinería, desdeñan el valor de una verdadera educación de calidad, persiguen maliciosamente a los investigadores, y aun más, se niegan a diseñar una verdadera reforma fiscal que ponga orden en las arcas del Estado, y que a la vez, contribuya a paliar la desigualdad.

En adición a ello, ese mismo liderazgo que AMLO busca inspirar en la escena internacional viene de un mandatario que se ha rehusado a participar en verdaderas cumbres de alto nivel; recientemente, se negó a acudir a acudir al G-20 en Roma. ¿Cómo puede AMLO buscar entonces ejercer un liderazgo internacional que él mismo ha apartado de la escena internacional, y con ello, la presencia de México en tanto que décimo quinta economía mundial?

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Finalmente, no omito señalar que AMLO erró en su selección de foro. El Consejo de Seguridad, como su nombre lo indica, busca preservar la paz y la estabilidad internacionales mediante el voto colegiado de sus miembros; cinco de ellos con capacidad de veto. Quizá el canciller Ebrard o el embajador De la Fuente debieron informarle que asuntos como los mencionados por el presidente corresponden a la Asamblea General. O el presidente decidió no escucharles. Lo que sí que es una realidad es que el discurso de AMLO no sólo se escuchó en el foro equivocado, sino que vino de la voz de un presidente que ha promovido el propio aislamiento internacional del país, y con ello, el hundimiento de un hipotético liderazgo.

José Miguel Calderón en Twitter: @JosMiguelCalde4