Casi dos años después de la penosa actuación de México en el mundial de Qatar y a seis del de Rusia, seleccionados mexicanos se atreven a hablar acerca de los dos peorcitos timoneles que han tenido en su historia: el colombiano Juan Carlos Osorio y el argentino Gerardo TataMartino; que si este último actuaba raro, que si la sospechosa alineación ante Argentina y más., por supuesto que los principales responsables son los directivos mexicanos, al traer directores técnicos extranjeros de medianito pa’ abajo, en detrimento de los nacionales, ya de ahí empezamos muy mal.

En el caso de Osorio, para no pocos atarantados lo salva el triunfo mundialista más engañoso de México en las copas del mundo, vs Alemania en Rusia, la Alemania menos poderosa de toda la historia, basta recordar que Corea del Sur les ganó con mayor claridad qué México en esa misma justa de 2018, continuando su crisis en la edición de 2022, quedando fuera en los dos campeonatos en fase de grupos.

Estratégica y tácticamente, el señor Osorio era más que un completo charlatán, un loco, con sus discursos cantinflescos engaña bobos y sus formaciones sin estabilidad ni sentido, que casi nadie se dio cuenta que ya había pasado por el fútbol mexicano, dirigiendo con mucho más pena que gloria al Puebla.

México tuvo en los dos pasados ciclos mundialistas a una generación de futbolistas frívola, ‘pecho frio’ y cobarde. Que lejos de un Hugo Sánchez, un Beto Aspe, un Jorge Campos o un Cuauhtémoc Blanco, que habrían encarado al DT en turno en el caso de que algo no les pareciese; estos no, estos hablan años después, mientras que en su momento actuaron como mansos borreguitos.

En fin, ojalá se haya aprendido algo ya que tenemos un mundial en casa en puerta, al parecer se esta trabajando en equipo, con un timonel nacional y también aplicando inteligencia deportiva, basta el ejemplo del profesor Andrés Lillini, haciendo visorias en otros países a futbolistas profesionales mexicanos con talento, y cosechando ya los primeros frutos.