El mayor problema en el ámbito de la seguridad interna en este país no son los homicidios dolosos, sino el hecho de que las dos fuerzas políticas importantes (AMLO y la oposición mexicana) no se ponen de acuerdo sobre el grado de eficiencia en los resultados del programa de seguridad del actual gobierno, lo cual se concreta en un conflicto persistente que oblitera o complica la solución del problema de la violencia. Lo peor de todo es que el conflicto se centra en lo insustancial, principios abstractos (soberanía, mandatos constitucionales, costumbres, moda, modernidad, etc.), y se olvida de lo importante para todos: la disminución de los homicidios dolosos a la mayor velocidad posible.

Mi intención en este artículo es poner al descubierto los aciertos, errores y mentiras que hay en este conflicto político. Para este efecto, realicé un análisis estadístico sobre los homicidios dolosos en México acudiendo a las bases de datos de la Oficina de Crimen y Drogas de la ONU. En mi análisis estaré delimitando el concepto de violencia al capítulo homicidios dolosos, de tal forma que por momentos usaré de manera equivalente los dos conceptos.

Las tres etapas en la historia de la violencia en México:

Construí la siguiente gráfica donde vemos geométricamente las estadísticas de México para tres variables en el período de tiempo que va de 1990 a 2021: homicidios dolosos, riesgo de morir por homicidio y lugar de México en el mundo en cuanto a riesgo de morir por homicidio. Como las variables de homicidios y riesgo siguen prácticamente el mismo comportamiento en el tiempo, nos enfocaremos exclusivamente en la variable más importante por el momento: homicidios. En esa gráfica el lector puede apreciar fácilmente la existencia de tres etapas en la historia de los homicidios, mismas que distingo con diferentes colores.

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Tenemos una primera etapa de progreso que va del año 1990 al 2007 (color verde), donde los homicidios disminuyen casi año por año. Esta etapa define una tendencia a la disminución en esa variable. Haciendo un ajuste matemático a los datos de esta etapa, tenemos que los homicidios reportan una tasa de cambio anual negativa de - 462, es decir, para cada año que transcurría la cantidad de homicidios disminuyó en esa cifra en promedio. Y como puede apreciar en la misma gráfica, fue durante esta etapa de progreso que nuestro país pasó de ocupar el lugar número 8 en riesgo de morir por homicidio a nivel mundial, al lugar número 41, lo cual fue una mejora sustancial. Esta etapa de progreso ocurrió durante los sexenios de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

Luego tenemos una etapa de decadencia que va del año 2007 al 2018 (color amarillo), donde los homicidios definen una muy pronunciada tendencia al aumento. La excepción fue el período de tiempo que va del año 2012 al 2014, tiempo en el cual los homicidios disminuyeron. Sin embargo, esa breve etapa de mejora no fue suficiente para meter al país en una inercia de pacificación y los homicidios volvieron a crecer a partir del año 2015. Haciendo un ajuste matemático a los datos de esta etapa, resulta que los homicidios reportan una tasa de cambio anual positiva de 1,582. Esto último significa que, para cada año que transcurría, la cantidad de homicidios aumentaba en 1,582 en promedio. Y fue durante esta etapa de decadencia que nuestro país pasó de ocupar el lugar número 41 en riesgo de morir por homicidio a nivel mundial, al lugar número 10, y que constituye una pérdida o decadencia sustancial. Esta etapa de decadencia ocurrió durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, aunque el primero fue más determinante en la definición de esta etapa de decadencia.

Finalmente, tenemos lo que empieza a definirse como una etapa de progreso que va del año 2018 al 2021 (color cian), donde los homicidios disminuyen año por año. En este caso no hice ajuste matemático a los datos porque son insuficientes. Esta etapa de progreso está ocurriendo en el actual sexenio, el de AMLO.

En la siguiente gráfica le obsequio mis estimaciones de tasas de cambio anuales de homicidios dolosos para el período que va de 1990 a 2021.

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Para los lectores no muy entendidos en matemáticas, aclárese que una tasa de cambio anual por unidad de tiempo nos da la dirección y la velocidad con que una variable está cambiando en el tiempo. Si la tasa de cambio es negativa para un año determinado, esto significa una disminución en la cantidad de la variable en ese año con respecto al año anterior; y si la tasa de cambio es positiva, eso significa un aumento en la cantidad de la variable en ese año con respecto al año anterior. A su vez, la magnitud de la tasa de cambio nos da la velocidad con que la variable está cambiando en el tiempo, ya sea que esté disminuyendo o aumentando.

Como puede apreciar el lector, durante la primera etapa (sexenios de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox), que es de progreso (área en color verde), las tasas de cambio anual fueron sobre todo negativas. Eso fue lo que permitió definir una tendencia de disminución en la cantidad de homicidios por año. Lo mismo ocurre durante la tercera etapa (sexenio de AMLO), que también es de progreso (área en color cian), donde también vemos una tendencia de disminución en las cifras anuales de homicidios. Por el contrario, la segunda etapa (sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto), que es de decadencia (área en color amarillo), reporta casi siempre tasas de cambio anuales positivas (en la mayoría de los casos son tasas de magnitudes monstruosas, del orden del 57.9%, 41.4% o 30.6%), lo cual definió una tendencia de aumento en la cantidad de homicidios por año.

Las experiencias de otros países y otras regiones del mundo:

Antes de continuar con el caso de México, permítame el lector obsequiarle unos datos que, aunque podrían parecer desconectados de nuestro tema por cuestiones de coordenadas geográficas, serán muy enriquecedores en nuestros análisis. Para este efecto, construí las siguientes gráficas sobre las estadísticas de homicidios dolosos de varios países y varias regiones del mundo para el periodo de tiempo que va de 1990 a 2020 (31 años). Le entrego esas gráficas a manera de un layout para ahorrar espacio. Concentre el lector su atención en la forma geométrica de las líneas en cada gráfica.

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El lector puede apreciar con facilidad que, en casi todos los casos, la disminución de los homicidios dolosos implica tendencias de muy largo plazo donde se comprometen muchos años y hasta decenios. Vea los casos siguientes, por ejemplo: México (del año 1 al año 18), Colombia, Honduras y las cuatro zonas de Europa (oriente, norte, sur y occidente). Las excepciones son El Salvador y EUA (Estados Unidos de América), donde se lograron reducciones significativas de los homicidios dolosos al inicio del periodo de estudio en menos tiempo en comparación al resto de casos. Sin embargo, los años comprometidos en estos dos casos superan la duración de un periodo gubernamental en México: 13 años en el caso de El Salvador y 10 años en el caso de EUA.

Analicé con más detalle el caso de Colombia porque este país tiene muchos parecidos con México en el tema de la violencia, especialmente en lo referente a la causa fundamental de la misma: narcotráfico.

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Como vemos en la gráfica, Colombia ha reportado una disminución en la cantidad de homicidios dolosos por año, pasando de 28,424 homicidios en 1991 a solo 11,520 homicidios en 2020. Esa disminución se logró a una tasa de cambio anual negativa de - 601 en promedio. Esta tasa significa que, por cada año que transcurrió en ese período de tiempo, la cantidad de homicidios disminuía en 601 en promedio. De acuerdo a mis estimaciones, y si todo sigue igual en ese país, Colombia habrá tardado 34 años para igualar la cantidad de homicidios dolosos que reportó México en su mejor año (8,867 en el año 2007), y 47 años para igualar el promedio de homicidios dolosos al año en Europa del Norte (1,161) Siendo así, Colombia podría alcanzar la cantidad de homicidios dolosos del mejor año de México en el año 2024, y para el año 2037 ese país estaría reportando la misma cantidad de homicidios dolosos al año que Europa del Norte. Pero, para nuestros efectos, lo más importante de esta gráfica es que la atenuación significativa de los homicidios dolosos en Colombia no se consiguió de la noche a la mañana, en poco tiempo, sino en un horizonte de tiempo de largo plazo que implicó poco más de tres decenios: 31 años.

Como ese comportamiento se verifica en casi todos los países del mundo, podemos afirmar lo siguiente: la atenuación de los homicidios dolosos a un nivel tolerable para una sociedad civilizada implica una tendencia de muy largo plazo a futuro, entre altibajos, y que puede tardar muchos años o hasta decenios para alcanzar una meta satisfactoria.

El caso de México: 24 años para lograr la meta al costo de más de medio millón de vidas humanas.

Ya que AMLO ha llevado a México a una nueva etapa de progreso al estar reportando tasas de cambio anuales negativas y la consecuente disminución en las cifras de homicidios dolosos por año, vale la pena preguntarnos cuánto tiempo tardará el gobierno de AMLO en llevar a nuestro país a una meta satisfactoria.

Para estimar el tiempo que le tomaría al gobierno de AMLO dar resultados satisfactorios, puse dos metas alternativas. Una meta conservadora, que es el promedio mensual de homicidios dolosos en el mejor año de México, que fue el 2007 (739 homicidios); y una meta optimista, y que es el promedio mensual de homicidios dolosos en Europa del Norte (97) Luego realicé un ajuste matemático a los datos mensuales de homicidios dolosos del actual gobierno para el periodo de tiempo que va de diciembre de 2018 a julio del 2022. Enseguida le entrego una pequeña tabla estadística con los resultados más importantes.

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Como puede ver, el programa de seguridad de AMLO reporta una tasa de cambio mensual negativa de - 7.7. Esto significa que, por cada mes que transcurre en el gobierno de AMLO, los homicidios dolosos disminuyen en aproximadamente 8 personas en promedio. A esa tasa, y si las cosas siguen igual que ahora, tardaríamos aproximadamente 24 años en alcanzar la cantidad de homicidios dolosos por mes que reportó México en su mejor año: 739, lo que significa que veríamos esa meta realizada sólo hasta el año 2043. A su vez, tardaríamos 31 años para igualar la cantidad de homicidios dolosos al mes que reporta Europa del Norte (97), y entonces esto solo sería realidad hasta el año 2050.

El problema es que ese largo tiempo de espera implicaría un costo muy gravoso: más pérdidas de vidas humanas. Según mis estimaciones, la espera de 24 años podría implicar la pérdida de 540,034 vidas humanas en promedio. A su vez, la espera de 31 años podría implicar la pérdida de 574,394 vidas humanas en promedio. Este potencial y enorme sacrificio de vidas humanas para la realización de un programa gubernamental implica un problema moral muy difícil de resolver. Sin embargo, voy a posponer ese problema para un siguiente artículo y, por el momento, lo asumo con una actitud pragmática.

Recordemos que nuestros análisis han mostrado que las sociedades que se empeñan en disminuir la violencia sólo obtienen resultados satisfactorios a muy largo plazo, es decir, luego de muchos años y hasta decenios de esfuerzos. Evidentemente, estas sociedades han pagado el costo de la espera con más pérdidas de vidas humanas. Y el lector no debe perder de vista que es imposible evitar ese sacrificio de vidas humanas en el caso de México, gobierne quien gobierne a este país, puesto que es imposible llevar la violencia al nivel de 0 instantáneamente. Siendo así, lo más razonable en nuestro caso es asumir esa pérdida esperada de vidas como un costo inevitable y enfocarnos en minimizarla al máximo posible.

Ya provistos con una visión estadística y objetiva de la historia de la violencia en México, estamos listos para dar algunas conclusiones.

1.- Al menos desde 1993 y hasta el año 2007, México vivió una etapa de progreso gracias al abatimiento o disminución de los homicidios dolosos por año. Esta etapa de progreso ocurrió durante los sexenios de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox.

2.- El gobierno de Felipe Calderón destruyó esa etapa de progreso anterior y metió al país en una etapa de decadencia que aumentó los homicidios dolosos por año con tasas de crecimiento monstruosas y sin precedentes en la historia documentada de este país.

3.- En el balance, el gobierno de Enrique Peña Nieto también hizo crecer a tasas de crecimiento monstruosas la cantidad de homicidios dolosos por año y llevándolos a nuevos récords históricos en su valor absoluto, por lo cual contribuyó con más a la decadencia que había iniciado su antecesor, Felipe Calderón.

4.- La febril inercia de violencia que detonó Felipe Calderón, y que reforzó Enrique Peña Nieto, terminó por llevar a nuestro país a reportar cifras monstruosas de homicidios dolosos al año sin precedentes, que superaban incluso a las cifras de países en estado de guerra. Y fue todo esto lo que ocasionó que, a la postre, organizaciones como The New Humanitarian (organismo antes dependiente de la ONU) y Council on Foreign Relations incluyeran a nuestro país en su mapa mundial de guerras actuales. Así pues, podemos afirmar que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto instalaron en nuestro país un estado de guerra del cual no hemos podido librarnos del todo.

5.- Desde el arribo de AMLO al poder, México ha entrado a una nueva etapa de progreso gracias al abatimiento o disminución de los homicidios dolosos por año. Esto se concluye a partir de nuestros análisis, y no hay manera de que una persona cuerda presente objeción a esta conclusión porque sólo los estúpidos o locos se ocupan en controvertir la realidad y sus datos.

6.- La naturaleza inercial de muy largo plazo de la violencia, implica que todo gobierno que pretenda disminuir la misma tendrá que invertir muchos años y hasta decenios en el esfuerzo antes de lograr una meta satisfactoria. Así pues, el programa de seguridad de AMLO podría tardar entre 24 y 31 años para disminuir los homicidios dolosos al año a una cantidad tolerable para una sociedad civilizada. Y el logro de esta meta podría implicar la pérdida de hasta 574,394 vidas humanas en promedio.

Las mentiras de la oposición en México en materia de violencia:

Ya sabemos que para los opositores de AMLO el programa de seguridad del gobierno actual es un fracaso porque, según ellos, no está resolviendo o está empeorando el problema de la violencia. Pero esto es una falsa afirmación de la oposición porque, como ya hemos visto en nuestros análisis estadísticos, la realidad es que el programa de seguridad de AMLO es eficiente en algún grado en tanto está disminuyendo los homicidios dolosos por año. Y siendo así, ¿Por qué los opositores de AMLO están incurriendo en esa afirmación falsa? ¿Acaso son de esa clase de estúpidos que controvierten la realidad y sus datos? No, no son estúpidos, sólo están mintiendo con un truco retórico para engañar al público.

El truco retórico consiste en acudir únicamente al acumulado de homicidios dolosos como criterio de juicio, y pasando por alto el criterio relevante en esta materia, como es la tasa de cambio por unidad de tiempo, así como a la restricción más importante: la naturaleza inercial de muy largo plazo de la violencia que hereda violencia de un gobierno a otro en el tiempo.

Enseguida le entrego en una tabla un ejercicio estadístico hipotético que se me ocurrió para demostrar el truco retórico de la oposición.

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Tenemos en este caso los homicidios dolosos por año para dos gobiernos mexicanos hipotéticos que han concluido sus sexenios: A y B. Aunque con cifras hipotéticas, la tabla emula la situación comparativa real entre el gobierno de Enrique Peña Nieto (gobierno A) y el gobierno de AMLO (gobierno B) Si yo le pidiera a cualquier “distinguido” opositor (Santiago Creel, Lilly Téllez, Quadri, Porfirio Muñoz Ledo, Vicente Fox o Felipe Calderón, por mencionar algunos) que me diera su veredicto sobre cuál gobierno fue el ineficiente en materia de seguridad, seguramente me dirían que el gobierno B porque acumuló más homicidios dolosos año por año y en total. Pero ocurre que ese veredicto sería totalmente falso porque el gobierno B fue el eficiente, como veremos enseguida.

El gobierno A es el ineficiente porque reporta tasas de cambio anuales positivas (+ 10%), lo que significa que aumentó los homicidios dolosos por año. Por el contrario, el gobierno B es el eficiente porque reporta tasas de cambio anuales negativas (- 5%), lo que significa que disminuyó los homicidios dolosos por año. Y si el gobierno B reporta cifras de homicidios dolosos acumulados que son mayores a las del gobierno A, año por año y en total, se debe a un hecho exógeno o fuera de control para el gobierno B: en el año 1 de su gobierno heredó una cantidad de homicidios dolosos por año (32,210) que es mayor que la cantidad de homicidios dolosos que heredó el gobierno A de su antecesor (20,000).

Ciertamente el gobierno B podría incrementar su eficiencia aumentando el valor absoluto de sus tasas de cambio anuales. Sin embargo, recuerde el lector que esto enfrenta una restricción muy rígida dada por la naturaleza inercial de muy largo plazo de la violencia en las sociedades humanas. Así que el aumento al valor absoluto de las tasas negativas tiene un límite superior muy restrictivo en cada sociedad.

Creo que ya le queda claro al lector el truco retórico que usa la oposición en México para afirmar falsamente que el programa de seguridad de AMLO es un fracaso. La verdad es que el programa está teniendo éxito y está acelerando en su velocidad porque las tasas de cambio anuales negativas crecen en valor absoluto: - 0.1, - 0.2 y - 8.9.

Así pues, la verdad es que cualquier persona o partido que hubiera asumido la presidencia de México en diciembre de 2018, y con independencia de su eficiencia, ya habría reportado a este momento la mayor cantidad acumulada de homicidios dolosos en la historia. Y esto tendría la siguiente causa fundamental: la monstruosa inercia alcista en la violencia que detonó Felipe Calderón y reforzó Enrique Peña Nieto, y que para 2018 reportó la mayor cantidad de homicidios dolosos en la historia documentada: 36,685.

El sesgo y el error de AMLO en materia de violencia:

Inveterada costumbre de AMLO es afirmar que la violencia en México se debe a las distorsiones sociales y económicas que creó el programa neoliberal del viejo régimen: desempleo, bajos salarios reales, pobreza, desigualdad económica, corrupción, injusticias, etc. Otra costumbre muy arraigada en AMLO es afirmar que la violencia no se combate con violencia. Y como AMLO siguió y sigue firme en esas ideas en su fase de presidente de México, diseñó y puso en marcha un programa de seguridad enfocado a renunciar a la guerra contra el narco y a eliminar las que él cree son las causas primarias de la violencia: las distorsiones sociales y económicas que originó el neoliberalismo del viejo régimen.

El neoliberalismo es de vieja data. Se remonta en sus inicios a la década de los setentas del siglo pasado, pero en México se establece durante el sexenio de Miguel de la Madrid y se consolida en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Así pues, si es cierta la afirmación de AMLO en torno a que el neoliberalismo es la causa de la violencia en México, entonces las estadísticas deberían mostrarnos una tendencia de crecimiento en los homicidios dolosos desde el sexenio de Salinas de Gortari. Sin embargo, ya hemos visto que los datos oficiales cuentan otra historia. En efecto, entre 1993 y 2007 México vivió una etapa de progreso donde los homicidios dolosos fueron disminuyendo hasta alcanzar histórico en el año 2007, y esto fue logrado gobiernos neoliberales de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox. Pero esa inercia de pacificación fue destruida por el gobierno neoliberal de Felipe Calderón, quien instaló en el país una monstruosa inercia de guerra y muerte masiva a partir del año 2008. A su vez, el gobierno neoliberal de Enrique Peña Nieto reforzó esa inercia de guerra y muerte que había detonado su antecesor.

A la vista de lo anterior, es claro que el neoliberalismo no es la causa de la alta y anormal violencia en México, como suele afirmar erróneamente AMLO. Las causas fundamentales de esa violencia tienen nombres y apellidos: Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.

Durante su exitosa campaña presidencial del 2018 AMLO prometió que acabaría con el problema de la violencia. El optimismo de AMLO por esos tiempos era muy audaz y desbordante. Recuerdo, por ejemplo, que hubo ocasiones en que afirmó que a los días de que él asumiera la presidencia la violencia terminaría por fin en este país. Y bueno, los datos de la realidad prueban que AMLO se equivocó al ser tan optimista y audaz en sus extrapolaciones y ofertas de campaña en el tema de la violencia. La realidad más probable es la que ya obtuvimos en nuestros análisis: la atenuación de la violencia y los homicidios dolosos a un nivel tolerable podría tardar entre 24 y 31 años con el potencial sacrificio de casi 600,000 vidas de seres humanos.

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