IRREVERENTE

Les platico: Lo irónico es que las representaciones diplomáticas de México en el mundo claman por todos lados que nuestro gobierno NO está a favor de la guerra.

¿Cómo es eso? Si en nuestro territorio vivimos en guerra desde hace por lo menos tres sexenios.

Aquí han muerto cientos de miles de personas por una pandemia muy deficientemente atendida, por más que los López-Gatell y titiriteros que mueven sus hilos se desgañiten tratando de hacernos creer lo contrario.

Aquí mueren en lo que va de este año, un promedio de 66 personas en forma violenta.

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No le hace que muchos de ellos sean víctimas de las disputas entre bandas de narcos, no le hace, esas muertes ocurren en suelo mexicano.

El colmo es que un gobernador -el de SLP, apodado “El Pollo” y de nombre Ricardo Gallardo Carmona- es señalado como parte de uno de los cárteles más violentos de México: el del Noreste, escindido de los Zetas.

Este funcionario llegó a la gubernatura de SLP por la “Coalición Juntos Haremos Historia” conformada por el PVM y el PT y tiene un historial penal desde que fuera alcalde del municipio Soledad.

A pesar de eso, hoy es gobernador, como si en esa entidad no hubiera gente sin esas máculas en su trayectoria.

No se requiere ser estadístico de carrera o “anolisto” para saber que al final de este año, en México van a morir más por Covid y la acción de la delincuencia, que las víctimas de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Estamos en guerra civil

Los datos hablan por sí solos. No ocupamos ser invadidos por ninguna otra nación. Tenemos nuestra propia guerra.

Se vive todos los días en las calles, en el campo, en la selva, en el semidesierto de las bárbaras tierras del norte. En la costa, en la planicie, en todos lados.

Y quienes dirigen al país están de pronto más ocupados reclamándole al gobierno austriaco el penacho de Moctezuma.

Ahí tienen al presidente quejándose en sus mañaneras de la arrogancia y prepotencia del presidente austriaco Alexander Van der Bellen por no querer prestárselo a México para exhibirlo unos días acá.

Una hija mía se casó con un austriaco y viven en Viena. Por ella me entero de primera mano del inusual pitorreo de los ciudadanos vieneses ante el tiempo que le dedica el presidente mexicano a dicho tema, considerando lo que está ocurriendo dentro de nuestro territorio en materia económica, de salud, de seguridad y de educación.

La proverbial frialdad de los austriacos se rompe en los cafés y en otros lugares públicos, para hacer mofa de semejantes ocurrencias del presidente de México.

El reporte austriaco

Allá se comenta que en respuesta a lo del penacho, quieren de regreso a Maximiliano, porque “vivo se lo llevaron y vivo lo queremos de vuelta”.

También se dice que más grave que los austriacos se hayan apoderado del mentado penacho, es que los gobernantes mexicanos se hayan apoderado de la tranquilidad y la seguridad para vivir en un país tan hermoso como México.

En otro de los reportes de mi hija -que por cierto es médica- habla de que al presidente y a la 4T se les ha caído su fachada de austeridad y de pureza en temas de corrupción y tráfico de influencias.

En algunos de los foros médicos a los que asiste con regularidad se menciona que al presidente mexicano ya no se le ve tan ligerito de ánimo como antes.

Los austriacos están catalogados como de los europeos mejor informados sobre lo que ocurre en el mundo.

Por eso opinan con bastante propiedad sobre los temas del día.

Por eso, mi hija dice que que quienes vayan a votar en la consulta popular de REVOCACIÓN -que también será de RATIFICACIÓN- el próximo 10 de abril, representarán una ventaja médica y económica porque le ahorrarán al país y al quienes no caeremos en esa trampa presidencial, el pago de unos miles de electroencefalogramas.

La broma es sutil -es cierto- pero demoledora.

Refiere que un analista político que escribe en varios medios de Viena acaba de comentar en una charla social que el gobierno de México lleva tres años queriendo conseguir medicinas anti cáncer y ahora quiere llevar a México el penacho. Otra vez, nótese lo irónico del comentario.

El marido de mi hija, que es directivo de un banco, le comentó en una cena familiar que México es el único país del mundo donde muchos -por razones diversas- quiere que se vaya el presidente y están jorobando día y noche con que hay que ir a votar en la consulta del Domingo de Ramos.

Fritz es católico y cerró esta frase diciendo: “sea, y que Dios reparta en ellos su suerte”.

Luego, en el colmo de la sutileza irreverente tan característica de los vieneses, remató así su alocución familiar: “es fácil reconocer si un hombre tiene buen tino en las decisiones que toma. Basta ver la alfombra donde pisa. Si combina con el color de sus cejas y de su pelo, además tiene buen gusto”.

Y después, en un ejercicio de modestia y humildad concluyó: “esta idea la tomé de unas cartas que Salvador Dalí le envió a quien fuera su gran amigo, Luis Buñuel, cuando ambos vivían en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, escondiéndose cuando la guerr civil española.”

CAJÓN DE SASTRE

“Poco puede hacerse cuando las mentiras alcanzan a quien las profiere”, dice la irreverente de mi Gaby.

Plácido Garza en Twitter: @PlacidoGarza