Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, anunció ayer la presentación del presupuesto del instituto a la Secretaría de Hacienda para el ejercicio 2023. Como es bien conocido, dada la autonomía constitucional del organismo electoral, no será Hacienda quien dará el visto bueno a los recursos solicitados por la institución, sino que caerá directamente sobre la Cámara de Diputados.

Según fue anunciado por Córdova, y a de acuerdo al anteproyecto aprobado por el Consejo General del INE, el organismo solicitará 14 mil 500 millones de pesos divididos en dos grandes rubros: 11 770 millones de pesos destinados al gasto operativo y 2 mil 700 millones de pesos para las elecciones locales de 2023 y para el inicio de las campañas electorales de 2024.

Córdova detalló que los recursos destinados a una posible consulta popular serían devueltos a la Tesorería si el ejercicio participativo no tuviese lugar durante el referido año fiscal. De igual manera, explicó claramente que el presupuesto elaborado incluye aspectos como la emisión de las credenciales para votar con fotografía (gratuitas para la ciudadanía) montos que aumentarán considerablemente rumbo a las elecciones en el Estado de México en 2023 y las federales en 2024.

¿Qué harán AMLO y Morena? No será sorpresa de que AMLO, bajo el manto de la pobreza franciscana, se lance nuevamente contra el organismo que ha contribuido eficazmente a que hayan existido transiciones de partido en todos los niveles de gobierno. En otras palabras, que ha participado en la construcción de la democracia en México. AMLO seguramente dirá en sus mañaneras que el dinero solicitado por el INE no corresponde a la construcción de la democracia, sino a gastos superfluos como los salarios de Córdova y Murayama, y no dejará ir la ocasión para “recordar” a sus bases electorales que el organismo electoral no actúa como árbitro sino como actor en favor de la “derecha conservadora”.

En suma, podemos anticipar que los discursos mañaneros de AMLO contra el INE, y los recortes presupuestales que Morena hará en la Cámara de Diputados, serán el primer golpe dirigido contra el organismo, en el marco del plan perverso del presidente y de sus comparsas en el Congreso para suplantar al INE con un organismo sujeto a los chantajes de Morena y del presidente. Sin embargo, con una oposición firme en el Congreso y sin una mayoría calificada, el partido oficial podría verse reducido a la opción de hacerlo inoperante.

Con los recortes presupuestales contra el INE que tendrán lugar en 2022 podría iniciar una nueva emboscada contra el organismo responsable de verificar la organización de los comicios electorales. A final de cuentas, lo sabemos bien, a AMLO no le gusta la democracia cuando los resultados no le favorecen.