El modelo económico que AMLO propone para México está a prueba, quizá como en ninguna otra nación, todo porque decidió cambiar, de un modelo económico que ofrecía un crecimiento, mediocre, pero al fin crecimiento, que de alguna forma reducía poco a poco la pobreza y la desigualdad, por uno basado en decisiones personales y, a decir de él, enfocado a disminuir pobreza y dirigido a las clases más desfavorecidas.

Nuevos indicadores de otros datos

El cambio de modelo económico sugerido por AMLO implicaba un cambio de indicadores, es decir, el cambio de lo que él consideraba instrumentos de la tecnocracia y del neoliberalismo como el PIB, para medir el “bienestar y la felicidad”.

Aunque tras la crisis por la pandemia, AMLO comentó que elaboraría un nuevo índice porque en la nueva normalidad no se podía seguir con las mediciones anteriores, se olvidó de insistir en su propuesta, quizá porque tampoco le favorece.

Durante 2020 México pasó de ser el país 23 al 46 en la lista de la ONU de los lugares más felices para vivir. Por otra parte, de acuerdo con el Coneval, en 2018 la cifra de población en pobreza era de 51.9 millones, mientras que, para 2020, se incrementó a 55.7. Es decir, aumentó en 3.8 millones de personas en comparación con 2018.

Pandemia y Guerra

Ahora, con la economía internacional puesta a prueba por la pandemia y los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania, el principal problema que enfrentan las naciones es el control de la inflación, el déficit fiscal y mantener una economía productiva.

Estados Unidos, nuestro principal socio económico y aliado político, siendo la economía más importante del globo, hoy tomó la decisión de elevar las tasas de interés en 25 puntos base, a un rango de 0.25 a 0.50%, para intentar controlar el elevado aumento de precios.

La inflación estadounidense impactada por la pandemia y la guerra se aceleró durante febrero a 7.9%, un nuevo máximo en 40 años, esto debido al aumento en los precios de la gasolina, vivienda y alimentos. Lo mismo pasa en México, la inflación se ubica en récords históricos, en febrero cerró en 7.07% y las presiones van en aumento.

Nuestro país, al igual que Estados Unidos, tiene importantes excedentes en los ingresos por la venta de petróleo, pero en México esos recursos se están destinando a estabilizar el precio de la gasolina, sustituir los ingresos fiscales del IEPS y en el subsidio adicional que se implementó para evitar que un “gasolinazo” impacte en la inflación.

Gasolinazo

Dos consideraciones sobre esta medida: la primera, podría decirse que es congruente porque el precio de la gasolina es uno de los principales elementos que impacta en la inflación y de ahí la importancia de evitar que se dispare.

La segunda es, hasta qué punto es una medida económica y hasta dónde es una medida populista que solo obedece al criterio de mantener la palabra que empeñó el presidente de no aumentar la gasolina.

En noviembre de 1994, se vivió algo parecido, cuando en la famosa reunión entre Carlos Salinas y Ernesto Zedillo se le pidió a Salinas devaluar para contener los efectos de la crisis y su respuesta fue que en su sexenio no se devaluaría. Ya conocemos las consecuencias, el famoso error de diciembre y ahora es AMLO quien dice que en su sexenio no habrá gasolinazo.

La pregunta para los economistas es: ¿Qué tanto conviene mantener a rajatabla el precio de la gasolina? ¿Qué tanto, conviene que todos esos recursos excedentes se destinen a eso? ¿Vale la pena invertirlos así o parte de ellos deberían destinarse a otros sectores económicos que también son de riesgo inflacionario?

El tipo de cambio

Otro de los elementos que puede impactar el alza de las tasas de interés de la FED en México es en el tipo de cambio, mismo que hasta ahora se ha mantenido en rangos aceptables y, sobre todo, cuando la FED, en el pasado anuncio sobre política monetaria decidió mantener la tasa de referencia sin cambio y, ahora que se incrementó, el Banco de México deberá tomar medidas similares.

A diferencia de otros países, en México el reto se complica, principalmente porque nos agarra mal parados.

Si bien aún tenemos una de las economías más fuertes de América, México es de los pocos países que con el famoso rebote no pudo llegar a los niveles prepandemia y se quedó a poco más de tres puntos porcentuales por debajo del PIB, cosa que no les pasó a Estados Unidos, Canadá, Colombia y hasta a Brasil y Perú.

Ajustes necesarios

El Banco de México tendrá que ajustarse y caminar de manera paralela a la FED, es decir, tendrá que subir las tasas de interés, pero ¿qué va a hacer el gobierno de AMLO con la política económica? ¿Seguirá inamovible a pesar de que desde el inicio de su mandato la economía se ha mantenido en franco retroceso?

Navegamos contra corriente. En los casi cuatro años de gobierno del presidente López Obrador no se han visto resultados y no es por culpa del neoliberalismo, ni de Peña o Calderón. Esperamos menos retórica, menos polarización y más resultados. Porque los nubarrones presagian tormenta.