“¿A qué le tiras cuando sueñas mexicano?”

Así inicia la canción de Chava Flores. Desde el ingenio popular este gran compositor puso y sigue poniendo el dedo en la llaga: ¿Cuál es el sueño mexicano? ¿Existe un sueño mexicano? ¿Existió alguna vez un sueño mexicano? Todos soñamos: algunos querrán viajar, poner su negocio, ser presidentes de la República o senadores; otros más “youtubers”, modelos, cantantes de rap, capos del narco o fotógrafos de Play Boy, como dice la canción de Joaquín Sabina. De lo que hablo es de un sueño colectivo, de una meta en el imaginario social. ¿Qué a caso no existe un sueño o un modo de vida americano, que es defendido a costa de todo y el cual tratan de cumplir en nuestro vecino del Norte?

Cuando preguntó estas tres cosas a sociólogos amigos hiperventilan, comienzan a hablar más rápido y puedo decir que hasta se emocionan. Desmenuzan teorías de hegemonía, a citar autores famosos, a hablar de conceptos como construcción social, identidades colectivas, a citar estadísticas, encuestas y estudios propios. Es un tema complejo. Me resisto a pensar que las mexicanas y mexicanos se limitan a desear casa propia, hijos en la universidad y pensión para el retiro. ¿La Revolución mexicana nos dio un sueño o sólo fue una ilusión? ¿Qué sueño se rompió con la matanza del 2 de octubre de 1968? ¿Hay un sueño en el neoliberalismo o uno en la Cuarta Transformación?

Hoy se habla y escribe mucho de la CDMX y de sus clases medias por su comportamiento electoral en las pasadas elecciones.

Por desgracia el debate está limitado a lo electoral, diría al “botín” electoral. Parecería que sólo hay dos caras de la moneda. Del un lado, los que dicen que las clases medias castigaron a Morena, a la Jefa de Gobierno y al Presidente. Del otro, que la población está mal informada o que fue influenciada por campañas negras. Con tan sesudos análisis es imposible saber lo que realmente pasa en la Ciudad o mejor dicho en las distintas ciudades que conviven entre el frenesí y el caos.

¿Cuáles serán los anhelos, aspiraciones y sueños de un joven de las barrancas de Iztapalapa? ¿Qué tan distantes están de un estudiante del Tecnológico de Monterrey o del ITAM? ¿Cuáles son los sueños del obrero, del comerciante ambulante de Centro Histórico, del emprendedor de la Condesa o de la Roma, del jefe de departamento, de la trabajadora domestica y de la madre soltera? Si nos vamos a las ciudades fronterizas, del Bajío o del centro del país el panorama se vuelve más complejo.

Mientras la clase política siga preocupándose más por las preferencias electorales de la sociedad y menos por sus sueños seguirá fallando, alejándose de la sociedad y poniendo en práctica políticas públicas erróneas. Pregúntenle a la gente, recorran las calles de manera cotidiana y no sólo en campañas electorales. Nadie tiene el monopolio de la verdad, los políticos deben consultar a los expertos en temas sociales y no sólo a los publicistas exitosos en la venta de productos chatarra.

Eso opino yo, pero ¿cuál es su sueño…?