Entre declaraciones de “victoria”, con todos los medios tradicionales de la capital, los diarios conservadores y la mayoría de los “opinadores” haciendo promoción 24/7 en la marcha que se llamó “yo defiendo al INE”, pero que en realidad se volvió un rally para “unir a la derecha” mexicana (nada más faltaron las antorchas y las capuchas del Ku Klux Klan), la realidad es que en estimados realistas, la multitud que se convocó fue entre 60 y 100 mil personas.
No está nada mal, pero es un resultado muy magro para todo el tiempo en medios que se le invirtió a la promoción de este acto político en defensa de los privilegios de Lorenzo Córdova y un puñado de miembros de la élite dorada, casi todos de apariencia blanco-mestiza, que están amparados para ganar más que el presidente.
A fin de cuentas, duró poco el éxtasis de los lacayos mentalmente colonizados por Claudio X. González. El propio junior estaba temblando de coraje en redes sociales un par de días después de cacarear el “éxito” de “su” marcha, acusando a las personas que irán de motu propio a apoyar a López Obrador con motivo del cuarto aniversario de su toma de posesión, de “acarreados”.
¿No te mordiste la lengua, Claudio? ¿Estás seguro que en tu marcha no hubo acarreados, principalmente de los estados aledaños gobernados por el PRIAN y de las delegaciones mal gobernadas por la derecha en la CDMX?
Diría el pésimo y fracasado ex presidente Enrique Peña Nieto, ese que se pone pelucas para comer en Nueva York y que ahora es dueño de costosas propiedades en España, “ningún chile les embona”. Si su marcha facha fue un éxito ¿por qué les molesta que los seguidores del presidente hagan una, con la libertad garantizada por este gobierno? ¿por qué pasan del éxtasis a la agonía en unos cuantos instantes, si están tan seguros de su supuesto triunfo?