No es un secreto que el presidente López Obrador tiene problemas para enfrentar los asuntos relacionados con sus tareas de gobernar. Especialmente en relaciones exteriores, la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.

Fentanilo

La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, arranca una visita oficial de tres días a México para hablar sobre la producción y tráfico de fentanilo, un lucrativo negocio para los carteles que se han infiltrado en el gobierno de México y en particular en estados gobernados por Morena, situación que ha tensado la relación entre los dos países.

La secretaria Yellen se reunirá con el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O para estrechar la cooperación, con líderes bancarios para frenar el financiamiento ilícito vinculado al fentanilo y finalmente con el presidente López Obrador.

Repartiendo culpas

Antes de la reunión el presidente se ha negado a aceptar lo evidente y busca la forma de defender a los carteles de la droga. Ayer en la mañanera llegó al grado de justificar la masacre de cinco estudiantes de medicina de la Universidad Latina de México en Celaya, Guanajuato, porque, según él, fueron a comprar droga. “Lo que sucedió es que jóvenes estudiantes, incluso de medicina, fueron a unas fiestas a Querétaro. Pasaron a algún lugar de Villagrán ―municipio guanajuatense― a comprar droga y ahí los asesinaron. Esto es todavía hipotético, todavía no concluye la investigación”.

Como es costumbre, el presidente trata de responsabilizar a otros, a los jóvenes por sus asesinatos, a los gringos porque no atienden a su juventud y, con su retórica torcida engaña bobos, asegura: “Así, con todo respeto y de manera fraterna, porque tenemos todos que ayudar, en el caso de Estados Unidos tienen que revisar ese modo de vida en donde los jóvenes apenas están en la adolescencia y ya se salen de la casa. ¿Y qué se les ofrece afuera?”

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Para colmo insiste con que en México no se consume droga, solo en Guanajuato. Así lo dijo: “O sea, no hay consumo de droga en Oaxaca, no hay consumo de droga en Chiapas. Incluso existe consumo, pero no es un problema, o sea, no existe consumo de droga en Yucatán, no existe consumo de droga en Campeche, pero incluso en Sinaloa, en Jalisco, no hay ese consumo de droga; es tráfico, pero no hay consumo de químicos. El problema en Guanajuato es que por razones que deben de seguirse analizando creció el consumo en jóvenes”.

Los dislates de AMLO

Durante toda su administración ha rehuido atender temas de política exterior, no solo en economía y comercio, sino en asuntos de seguridad nacional como el combate al crimen organizado.

A un año de terminar su mandato, hemos visto a un presidente que “gobierna” desde el Salón Tesorería de Palacio Nacional, desde sus conferencias mañaneras. Lo hemos visto insultar, increpar y cuestionar a sus similares de otros países, al Parlamento Europeo y hasta al Papa.

En especial a Joe Biden y a congresistas estadounidenses., se burló del encargado del cambio climático, despreció la interlocución con la vicepresidenta por ser mujer, en fin, desde su púlpito es el más valiente, bravuconadas para engañar y mostrarse como lo que no es.

En su tercera gira internacional a Suramérica aseguró que no volaría por el espacio aéreo del Perú: “Voy a decirles desde ahora para que no se vayan a enterar después y no se vaya a malinterpretar: como no queremos que nos hagan una majadería, porque como es público y notorio no tenemos buenas relaciones con el Gobierno de Perú, no vamos a solicitar pasar por el espacio aéreo, vamos a dar un rodeo para llegar a Santiago de Chile”.

Sin embargo, con sus adversarios de frente, se convierte en una “blanca palomita”. Anunció que no iría a la cumbre de la APEC: “No voy a asistir a la de San Francisco porque no tenemos relaciones con Perú y es para ver lo de Asia-Pacífico. No queremos participar en eso, con todo respeto. Me mandó invitar el presidente Biden”. Pero se tragó sus palabras luego de la visita del secretario de Estado Antony Blinken y dos días después, confirmó que sí asistiría a la reunión.

Ahí se vio de frente con Biden y Dina Boluarte y no les dijo absolutamente nada, Hoy se encontrará con la secretaria del Tesoro y no le dirá nada.

AMLO solo se envalentona rodeado de sus “aplaudidores” en las mañaneras, sin que nadie cuestione cómo es que el presidente de un país tan golpeado por la producción, trasiego, distribución y consumo de las drogas sea capaz de culpar a unos jóvenes masacrados por el crimen organizado porque “iban a comprar”.

Por cada muerte que dejó la guerra de Calderón, los abrazos de AMLO han dejado cinco. 17 gobernadores de Morena y aliados han sido señalados en Estados Unidos por presuntos vínculos con el narcotráfico y, aun así, AMLO lo niega.

¿Incapacidad o complicidad?