Este fin de semana, luego de negociaciones secretas con el oligarca Elon Musk, el periodista estadounidense Matt Taibbi publicó la primera entrega de los “Twitter Files”, mismos que prueban la complicidad entre altos dirigentes de Twitter y funcionarios del Partido Demócrata de Estados Unidos.

Decía el legendario Julio Scherer García “Si el diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos”. Taibbi, conocido por su trabajo cubriendo campañas políticas para la edición estadounidense de Rolling Stone, así cómo por sus libros exponiendo el saqueo corporativo de su país, viajó a los infiernos digitales y aceptó trabajar bajo condiciones aún desconocidas impuestas por Musk.  Algún día nos enteraremos de lo que pasó tras bambalinas, pero el resultado es lo que importa.

Lo que muestran los archivos de Twitter es una empresa con un claro sesgo ideológico, que no tenía un mecanismo claro para aplicar censura a los mensajes que se difunden en la plataforma y que actúa, o actuaba, en base al amiguismo e intercambio de valores.

Como la mayoría de los empleados de Twitter en EU simpatizan, o simpatizaban, con el liberalismo, la mayoría de sus contactos son con el Partido Demócrata y era este partido el que se veía beneficiado ordenando cínicamente la censura de noticias que les parecían desfavorables.

El caso más deleznable fue el de la “laptop del infierno” de Hunter Biden, el corrupto y adicto hijo del actual presidente de los Estados Unidos. El reporte sobre la laptop publicado por el tabloide New York Post fue censurado a espaldas del entonces CEO de Twitter, Jack Dorsey, lo cual claramente es un caso de censura e interferencia electoral.

La justificación de esta censura por parte de los Demócratas y organismos de “inteligencia” de EU es que los materiales presuntamente eran “fabricados” por “Rusia”. Ahora (más bien, desde entonces) sabemos que los materiales de la computadora portátil que Hunter olvidó en una tienda son verídicos, pero ya es demasiado tarde.

Todo indica que en Twitter México el caso fue similar. Infestada como está (¿estaba?) la versión mexicana de la red con ex funcionarios calderonistas cómo el tal Hugo Rodríguez Nicolat y otros panistas (panazis), no sorprende que Felipe Calderón y otros fascistas tuvieran el poder de tronar los dedos para que se borraran y suspendieran cuentas incómodas con total impunidad.

Taibbi anotó un golazo a favor de la libertad de expresión con su reporte. Ahora tendrá que pagar las consecuencias de haber hecho enojar al autoritario establishment (neo)liberal gringo.