Este fin de semana México vivió una jornada electoral histórica. Mientras en Durango y Veracruz se llevaron a cabo elecciones locales donde Movimiento Ciudadano se consolidó como segunda fuerza política, en todo el país los ciudadanos participamos por primera vez en una elección judicial. Y aunque para muchos fue un avance democrático, para otros —los de siempre— fue una amenaza directa a sus privilegios.

En Nuevo León, la oposición del PRI y del PA, en contubernio con algunos medios locales, han intentando desviar la atención del verdadero tema: la democratización del Poder Judicial, sembrando sospechas y acusaciones en contra de la administración del gobernador Samuel García. Que si “acordeones oficiales”, que si “acarreo”, que si “capacitación forzada”. Pero lo que en realidad temen no son los diversos formatos sean físicos o digitales con nombres, sino perder el control de jueces que durante décadas les han servido como escudos de impunidad.

Y es que entre tanta producción dirigida de escándalos mediáticos lo que realmente buscan ocultar, entre tantas otras cosas, que jueces federales afines a sus partidos recientemente liberaron a seis criminales identificados como objetivos prioritarios por Fuerza Civil, así lo advirtió el secretario de Seguridad estatal. Estas liberaciones están directamente relacionadas con los últimos repuntes de violencia. Y mientras Nuevo León reduce un 66% los homicidios dolosos respecto al año pasado, ellos intentan devolver a las calles a quienes siembran miedo y muerte.

Hoy sabemos cuánto les incomoda el “modelo naranja”. Porque mientras ellos peleaban por sus cuotas de poder, Movimiento Ciudadano de manera discreta confirmó lo que ya se había vislumbrado en las elecciones federales del 2024, es decir que se consolidaba como alternativa nacional real, tanto en resultados como en representación. En el Estado de Veracruz al cierre de las urnas de este fin semana, Movimiento Ciudadano logró más de medio millón de votos y 41 alcaldías. En Durango, superó al PRI y al PAN, y está “tú por tú” con Morena en la capital.

Pero ese crecimiento a nivel nacional no llega sólo, sino por el respaldo de acciones concretas y es que es observable que aún ante las condiciones de inseguridad que azotan al país en el mes de mayo en Nuevo León se alcanzaron los mejores resultados de seguridad en los últimos ocho años. Además de acciones como la tan sonada infraestructura pública que además de traer progreso y bienestar a la entidad ha generado miles de empleos. Sin omitir que estas acciones impulsarán al estado para recibir al mundo durante el Mundial de 2026.

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Entonces, ¿por qué tanto ruido con los “acordeones”?, como ya mencionamos no es por los papeles, o códigos QR, es porque por primera vez, los ciudadanos votarán por los jueces, y eso significa quitarle al PRI y al PAN una de sus últimas trincheras de poder: el control del aparato judicial. Lo dijo Claudia Sheinbaum: “La reforma al Poder Judicial es un mandato del pueblo contra la corrupción y el nepotismo”. Una red que —según investigaciones serias— incluye a más de 7 mil funcionarios con familiares incrustados en tribunales.

¿Esa es la “democracia” que dicen defender? La de las redes familiares, los jueces a modo y los expedientes que se doblan ante intereses políticos. Por eso inventan complots, porque la democracia —cuando se ejerce en serio— les incomoda. Hoy Nuevo León no solo es ejemplo nacional en seguridad, inversión e infraestructura: también lo es en valentía política. Porque se atrevió a desafiar a la vieja política, construyendo la democracia con votos, con justicia, y con participación.

La vieja política no está preocupada por la legalidad. Está aterrada por la legitimidad que está ganando un nuevo modelo. Y eso no lo detiene un titular alarmista, ni una campaña de pánico. Porque cuando los ciudadanos deciden, ni los jueces de siempre, ni los partidos de siempre, pueden detener el cambio.