Un mexicano de a pie no debería conocer, en principio, el nombre de un funcionario de la SEP. Sin embargo, quien se desempeña hoy como director de Materiales de Educativos, adscrito a la Subsecretaría de Educación Básica, ha aparecido en la opinión pública, primero como resultado de los errores encontrados en los libros, y más recientemente, por la desfachatez de haber incluido el nombre de Lorenzo Córdova en uno de los textos de sexto de primaria. Marx Arriaga, cuyo primer nombre se inspira – supongo- en Carlos Marx, es hoy protagonista de la profundización de la crisis educativa.

El filósofo Carlos Marx fue un hombre de su tiempo. Si bien sus ideales serían más tarde adaptados a la realidad del socialismo soviético, sus postulados representaron un avance genuino en materia de derechos humanos y de lucha por las libertades de los pueblos. La imprecisa interpretación de sus ideales hoy ha aterrizado en una cuatroté que luce decidida a cavar más hondo.

Marx Arriaga ha provocado un deshonor a su nombre. En una entrevista recientemente concedida a un medio digital, el funcionario de la SEP señaló que “sí hay una lucha de clases en México”. En otras palabras, que el marxismo, mal entendido y peor aplicado por Arriaga en su concepción obradorista, debe servir como brújula para el adoctrinamiento (educación, le llaman ellos) de los estudiantes.

La inclusión del nombre de Córdova en el texto ha sido una muestra ostensible. Como he señalado en mi columna intitulada “El caso de Lorenzo Córdova : otro abuso de poder”, publicada en este espacio de SDPnoticias, se ha buscado destruir la reputación del exfuncionario del INE como consecuencia de sus burlas hacia un líder indígena en el contexto de una conversación privada ilegalmente intervenida en 2015.

Resulta aun más escandaloso si se considera que la educación pública atraviesa hoy por su peor momento. ¿Por qué deberían los niños mexicanos conocer el nombre de Lorenzo Córdova? ¿No se trata de un abuso de poder teniendo en cuenta que las desafotunadas expresiones del exfuncionario tuvieron lugar en una charla privada, y que han sido objeto de disculpas públicas por parte del propio Córdova?

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Es una pena que en medio de una tragedia educativa, donde apenas uno de cada cien jóvenes es capaz de realizar una operación matemática y comprender un texto (PISA) el gobierno mexicano utilice los libros de texto como instrumentos de revanchismo político y de promoción de prejuicios ideológicos.

El obradorismo les ha entregado el control de la política educativa a poderes fácticos como el SNTE y la CNTE, y a la vez, ha delegado la dirección de los libros de texto a un funcionario cuyas prioridades parecen residir lejos de los intereses de los niños y jóvenes de México.