Hoy vemos ya a un hijo de Felipe Calderón muy activo en redes sociales, incluso con un puñado de actividades en foros políticos de derecha en México y en el extranjero, obvio patrocinados por sus padres, miembros selectos de la élite política más podrida en la historia contemporánea de este país. Afortunadamente, el chamaco tiene la gracia del padre y de la madre elevada a la ‘n’ potencia, o sea que un nulo carisma, por ni siquiera mencionar su compromiso con las causas más nobles y necesarias de la Nación; de ser un golpeadorsillo neoliberal de las redes sociales, no pasa... aún.

Y es que aunque parezca mentira, la hija del condenado a prisión perpetua en el Perú, el ex presidente Alberto Fujimori, tiene a una hija (Keiko) que ha entrado a la arena política de ese país andino, llegando a pelear por la presidencia, si bien no ganándola nunca sí lo que ha hecho con éxito es enrarecer el clima político peruano, ya que sí cuenta con cierta base social, a pesar de los no pocos crímenes, probados ya jurídicamente que cometió su padre y el daño que infringió a ese sufrido país durante su presidencia. Caso parecido al de México de Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, un diminuto hombrecillo, mediocre y apocado, directamente proporcional a su perversidad, que llegó a presidente con base a las más bajas artes, y que tiene ya a prácticamente todo su gabinete de seguridad preso en cárceles de máxima seguridad, tanto en México como en los Estados Unidos, por crímenes qué van desde la tortura hasta la conspiración para exportar miles de toneladas de droga hacia otros países, fundamentalmente Estados Unidos, y que se encargaron junto con su jefe, de robarnos a todos los mexicanos nuestra paz social.

Insisto en la prácticamente nula brillantez de ese joven, pero si la ultraderecha está tan desesperada como para voltearse en apoyo al peor candidato(a) a la presidencia que me ha tocado ver en vida, una botarga lépera, porque es lo que es la señora de la X, se ha de adherir a cualquier mono en el que ellos se sientan representados. Así que mucho cuidado con esas figuras grises, opacas y llenas de afanes de venganza, como lo es ya, precisamente, el aquí citado Luis Felipe Calderón Zavala.