IRREVERENTE

Les platico: No leer a la gente que piensa diferente a uno, es una práctica profundamente idiota.

Acepto que a esas personas que pululan por los chats vueltos viles chales, no les dé para más.

Si dedicaran la mitad de su tiempo a documentarse en vez de dedicarse todo el santo día y una que otra noche, a excretar sus insustanciales opiniones, a lo mejor les alcanzaría para salvar a la “estirpe” de la que cual descienden.

Si utilizaran los 100 gramos de jamón que el Creador les dio en forma de cerebro, se darían cuenta del daño que causan sus diletantes, desdibujadas, descosidas y deshilachadas opiniones.

Seguramente en sus casas faltan los espejos, pues usan las pantallas de sus celulares o laptops para reflejar los gestos que provoca la ignorancia supina con que se atreven a opinar.

Su único argumento para atacar a los que piensan diferente a ellos es la alusión perpetua al catecismo que les dictan sus pastores, llámense presidentes, gobernadores y hasta alcaldes.

Yo les llamo a esos, focas aplaudidoras.

Son la grey de la ignorancia

De pronto admiro la paciencia -y el despilfarro de su tiempo- de quienes se ponen a discutir en los chats con semejantes ignorantes funcionales.

Las primeras veces que los leí -porque yo sí leo y me ocupo de quienes difieren de mis ideas- pensé que pensaban más.

Lamento mi error y desde esta irreverente columna les mando mis más sentidas condolencias.

La soberbia de sentir que ahora con las redes pueden publicar lo que se les pegue la gana, los hace creer que están supliendo el rol del periodismo.

Se ponen de pronto a dar “noticias” que toman de aquí y de allá a lo p3nd3jo, sin siquiera consultar, sin documentarse, sin profundizar, sin contrastar la “información” que vomitan bulímicamente.

Son ellos quienes abusan de la libertad de expresión.

Perfecto, pueden hacerlo, son libres, el problema es...¿quién les lee?

Y cuando el debate de los justos y bien informados detona en los chats donde medran, se pierden, desaparecen y me dan muchas ganas de preguntarles si son hijos perdidos, adoptados o encontrados.

Creen que porque lo publicó un periódico centenario es cierto, y lo copian, lo transcriben.

Le dan así una nueva dimensión a la ignorancia y a la irresponsabilidad, porque confunden en vez de “informar”, como ellos creen.

“Memesterosos”

Al usar emojis para expresarse, se vuelven “memesterosos”, una palabra que no existe pero que pinta tal cual a los menesterosos de la era digital.

A ellos hoy les digo: tengan cuidado con su ignorancia, tenerla y divulgarla se vuelve un vicio.

Y algo más que hace 300 años dijo Voltaire: “Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”.

CAJÓN DE SASTRE

“La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad”, remata la irreverente de mi Gaby, citando a Francis Bacon.