En medio de los vaivenes políticos de México, existe algo que la oposición quizá no ha llegado a asimilar: necesitan candidatos populares. La lección la dio AMLO en 2018. A pesar de que sus propuestas eras simplistas, que proponía soluciones sencillas para problemas complejos y que desde la óptica de la política pública dejaban mucho que desear, el candidato de Morena fue extraordinariamente capaz de comunicar con la gente, hacerles sentir que les representaba y que comprendía sus preocupaciones y malestares.
Con la democratización de México (labor a la cual ha contribuido importantemente el INE) y con la participación creciente de los mexicanos en la vida pública, se ha hecho presente el grueso de la población, es decir, valiosos mexicanos que, debido a problemáticas estructurales, no han tenido acceso a educación de calidad.
Estos votantes, desafortunadamente, no cuentan con las herramientas para discernir entre una buena o mala política. Por el contrario, votan con el sentimiento y con la emoción de verse representados en un candidato que se expresa como ellos y actúa como ellos. A un gran numero de nuestros connacionales poco importará si el candidato es egresado de alguna universidad prestigiosa, si cuenta con competencias técnicas o si es un especialista en relaciones internacionales.
Al día de hoy no hay un solo candidato de la oposición que sea capaz de transmitir un mensaje que sea fácilmente digerible para la mayoría de la población. Hombres preparados (y que entienden la realidad del país) como Ricardo Anaya, Enrique de la Madrid, Juan Carlos Romero Hicks y otros, a pesar de gozar de importantes cualidades para dirigir los destinos de este país, no son populares, es decir, no cuentan con el necesario genio comunicativo que les permita ganar elecciones.
Para la mala fortuna de nuestro país, la oposición no tiene hoy candidatos populares. Creen erróneamente que un político que les habla sobre el crecimiento de la economía, sobre el índice de Gini o sobre foros internacionales será capaz de atraer el voto de la mayoría de los mexicanos. ¡No! Lo que la oposición necesita, frente a la hegemonía inminente de Morena, es buscar entre sus filas a un hombre o mujer que asemeje -irónicamente- a AMLO en términos de su poder de conexión con el grueso del electorado.
En suma, la oposición necesita urgentemente encontrar un candidato (o candidata) que pueda comunicar con la mayoría de los mexicanos, que llene las plazuelas, que recorra los pueblos de México y que sea querido por todos; en otras palabras, que sea popular. De lo contrario, estaremos condenados irremediablemente a la hegemonía de Morena y a todo lo que este partido representa.