Ya en días previos se venía sintiendo un clima de efervescencia por las elecciones que, sabemos, se jugaron el pasado fin de semana. Por un lado, queda claro, el punto medular centró la mirada en el ejercicio para elegir jueces, ministros y magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tenemos presente que eso, por mucho, marcó la democracia en nuestro país. Fue, sin duda, un hecho inédito que dejó el proceso de transformación, especialmente en la división de poderes. De hecho, se sabe que la oposición, no conformes con la guerra sucia que escalaron, tratan de que los tribunales internacionales reviertan la decisión legítima que tomó el pueblo argumentando que fue una ilegalidad. Seamos razonables: el conservadurismo, al momento de haberse publicado la declaratoria constitucional en el Diario Oficial de la Federación, y ante el blindaje al constituyente, no podrá hacer nada.

Y con un principio constitucional que entrará en vigor muy pronto, luego de que se oficialicen los resultados, podemos hablar de que se ha concretado el Plan C en su totalidad. Eso, que no es otra cosa que el fortalecimiento a la democracia, es lo que mantiene a la oposición en penumbras. Saben que los círculos de corrupción acotarán la brecha y, por ende, el equilibrio en el ejercicio de justicia será para todos los sectores de la población sin distinción alguna. Al momento de que eso comience a funcionar, entonces sí, lograremos sacar conclusiones si podemos alcanzar ese punto de solidez. Haciendo gala de ello, siendo así, hay que esperar los resultados finales que van perfilando a quienes integrarán estos espacios de suma importancia.

Entonces, pese a que se promueva la guerra sucia de la oposición, tendremos, por fin, una auténtica división de poderes que emana del pueblo. Es una forma democrática de poder hablar de pluralidad. Lo que sí podemos decir, que se vivió el pasado fin de semana en una elección paralela en Durango y Veracruz, fue un desaseo de la oposición. Aunque, más allá de eso, Morena demostró su crecimiento en puntos importantes que, en décadas, dominó el PRIAN. Le arrebató, con todo y la hostilidad, enclaves de suma importancia en ambas entidades. Eso fue tan relevante, sobre todo para aceitar la maquinaria en un clima electoral que, sabemos, se juega en una cancha anticipada con gran intensidad en cada uno de los puntos en los que habrá relevo del ejecutivo estatal.

Pero antes de adentrarnos a ese universo, hay que analizar el entorno de lo que se vivió, especialmente lo importante de sumar a las fuerzas progresistas que, en resumidas cuentas, siempre han caminado de la mano del lopezobradorismo. Vayamos por partes: en Durango, se comprobó, el bloque que constituyó Morena, PT y PVEM, lo demostró, abonó para marcar la enorme diferencia. Por eso es tan necesario e inminente trabajar a la par de los aliados incondicionales como el Partido del Trabajo, pues no puede haber, está comprobado, componentes que supediten la cohesión, sobre todo por la labor de base que activamente se lleva a cabo en territorio. Eso, lo considero fundamental, se hace a ras de tierra, y con el acompañamiento a las causas que aquejan al pueblo de México. Existen, de forma clara, elementos muy fuertes que ligan la conjugación de esta articulación de expresiones.

Veamos el ejemplo de lo que pasó en Veracruz. Es verdad, Morena ganó puntos importantes, pero también el PT por separado. El Partido del Trabajo, en ese enclave, fue la segunda fuerza política si nos guiamos en una percepción de coalición. Para ser más precisos, el PT conquistó 28 municipios y, con ello, sumó más de 373 mil votos. Y lo considerable, que está más que claro, es el balance que deja la jornada precisamente en Veracruz. Además de eso, queda claro, el PT, por mucho, superó en proporción al Verde Ecologista de México. Todo ello, a nuestro juicio, tiene que ser valorado por la dirigencia nacional de Morena, pues, hasta donde sabemos, muchas veces se pone por encima las propuestas que pone sobre la mesa el Verde, menospreciando al mismo PT en esa toma de decisiones. Esto, hasta cierto punto, ha provocado tensiones fuertes en el propio legislativo federal.

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Aun así, el PT ha cerrado filas con la presidenta Claudia Sheinbaum. Siendo así, Morena debe poner principal atención en lo que una coalición puede contribuir para seguir ganando terreno. Eso, téngalo por seguro, lo tiene muy presente la jefa de Estado que, nos cuentan, muy pronto se reunirá con liderazgos del Partido del Trabajo. Mientras tanto, esto debe facilitar o, de plano, abrir los canales de comunicación para que el consenso y la negociación fluyan en una coalición que, desde cualquier ángulo, resulta inexorable.

Repito, se debe poner atención, máxime cuando están en puerta 16 gubernaturas que, siendo francos, existe una enorme posibilidad de ganar todo, siempre y cuando se compita en unión, concretamente para los enclaves como Chihuahua, Aguascalientes y Querétaro, donde la izquierda ha ido acortando la brecha. Precisamente allí, como pasó hace 25 años en la elección del Distrito Federal, AMLO ganó con el aporte sustancial que puso el PT.

Notas finales

Los últimos vestigios del PRD han quedado en Michoacán. El otrora partido de “izquierda”, que perdió el registro a nivel nacional por girar el eje a la derecha, se moverá a donde más le convenga. En tierras purépechas, por ejemplo, tiene las esperanzas depositadas en la supervivencia bajo el cobijo de la coalición Seguimos Haciendo Historia. Desde luego que hay sumas que juegan a favor, pero hay otras que, sin duda, restan credibilidad. No me imagino al perredismo ondeando la bandera de la izquierda después de haber entregado sus principios al conservadurismo. Y si nos vamos a la magnitud de lo que representa un proyecto y otro, el Partido del Trabajo, en este punto del país, tiene mucha más presencia territorial y estructura que el sol azteca. No hay, de hecho, punto de comparación: el PT, nos ha quedado claro, si es una expresión auténtica de izquierda.