A estas alturas, para nadie es desconocido que la aviación de nuestra nación está degradada a Categoría 2, y que derivado de ello, la recuperación del turismo nacional, pero sobre todo del internacional, ha tenido un tímido crecimiento, por lo que la recuperación de nuestra aviación no ha sido tan rápida como quisiéramos.

Es un hecho, las aerolíneas extranjeras -sobre todo las del vecino país del norte- han aprovechado al máximo la coyuntura que la Categoría 2 les brinda, y ellas sí que han tenido una recuperación espectacular, después de la crisis que tuvimos en la aviación por culpa de la pandemia de Sars-Cov2.

Ha sido tal el éxito (hay que remarcarlo) de las aerolíneas gringas, que como si de hongos se tratase, brotan por todos lados nuevos vuelos; el más reciente es el American Airlines que abrió nuevas rutas hacia la ciudad de Nueva York, saliendo del aeropuerto de Monterrey.

Nuestros compatriotas regios ya no tendrán que venir al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). Ya pueden irse en un vuelo directo, eso sí, en una aerolínea norteamericana y no nacional. Se tendrán dos frecuencias:

Nueva York – Monterrey Vuelo AA 2883, saliendo del aeropuerto “JFK”

Monterrey – Nueva York Vuelo AA 2917, saliendo del aeropuerto “Mariano Escobedo”.

Pero eso no es todo. Esta aerolínea también se encuentra estudiando la viabilidad de abrir más rutas aún, como los destinos que ya maneja saliendo de la ciudad del Cerro de la Silla, y los que ya tiene con Dallas/Fort Worth, Miami y la ciudad de Phoenix.

No es la única ruta que inaugura American Airlines, también acaba de abrir un vuelo saliendo del AICM con destino a la “Gran Manzana”. Del aeropuerto JFK con destino al AICM, el vuelo AA 2995 y desde la Ciudad de México a Nueva York Vuelo AA 2996, aterrizando en el Aeropuerto JFK.

Con lo anterior, sería fácil imaginar que somos el país que menos crecimiento ha tenido en toda Latinoamérica, pero no es así, aunque usted no lo crea; en lo personal yo sigo sorprendida, pues con la degradación a Categoría 2 y con todos los tumbos que damos en materia de aviación civil, la realidad es que no estamos tan mal.

Se sorprenderán de quién está hasta abajo en la recuperación de su aviación nacional. Y no es una mera percepción personal y subjetiva, sino el resultado del informe que la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) hizo en el mes de septiembre.

Los resultados arrojaron que la aviación argentina es menos competitiva por temas de impuestos, tasas y contribuciones de la región. De acuerdo a la estimación que realizó ALTA, un boleto de avión, cuyo costo sea de más de 100 dólares, estará pagando 198 dólares solo de impuestos. Lo que significa que el pasajero paga dos veces más la tarifa de su vuelo.

En el mismo documento, ALTA señala que en cuanto al crecimiento y recuperación en el mercado internacional, se destacan tres países como los mejores: República Dominicana alcanzó una recuperación del 124% respecto a los niveles de 2019; México 114% y Colombia 113%. Para ver y no creer.

¿Y los peores? No se lo imaginan: Brasil, Chile, Argentina y Perú, países que aún no han alcanzado sus niveles prepandemia del 2019. Yo sigo anonadada con estas cifras.

Ahora vayamos al mercado doméstico o nacional, y en este rubro es Colombia quien obtuvo una sobresaliente recuperación, registrando hasta un 14% de crecimiento por encima de los niveles que tenía en el 2019. Siguiendo las mediciones de ALTA, sorprendentemente en nuestro país crecimos un 12% por encima de los niveles prepandemia que teníamos.

También dentro de su mercado nacional, Brasil, Argentina y Chile continúan con su recuperación entre el 89 y 86% del total de pasajeros que venían manejando antes de la pandemia de Covid. Incluso Perú tiene una recuperación de 91% de su mercado casi llegando a los números que manejaba antes del 2019.

Un punto importante que observa el trabajo de ALTA, es que en el caso de Colombia prevén una desaceleración, ya que el impuesto IVA, que había sido reducido a un 5% en el costo del boleto, regresará a su porcentaje que se tenía previo a la crisis sanitaria, esto es, se tiene previsto que para el 2023 regrese este impuesto a 19%, pues la reducción fue una medida que el gobierno de Colombia tomó para incentivar el turismo.

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Otro factor que interviene es el precio del combustible, el precio que tenía la turbosina el mes pasado tuvo un incremento de 186% por encima del mes de enero del 2021. Por otra parte el precio del crudo Brent ha tenido un incremento de un 82% con respecto a su precio en el mismo periodo.

Sabemos que un factor determinante para el alza en los precios del combustible es el conflicto bélico que no termina, entre Rusia y Ucrania. En general este estudio arroja que el incremento en los costos de combustible ha llegado a representar a las aerolíneas el 37% de los costos operativos, tan solo en el segundo trimestre del 2022.

Incluso durante el Foro que la ALTA realizó el mes pasado en la Ciudad de Buenos Aires, informaron que durante este año el costo del combustible llegó a representar hasta el 50% de los costos operacionales de las líneas aéreas de Latinoamérica y el Caribe.

Recapitulando. México, aún con la degradación a categoría 2 ha logrado un crecimiento importante, superando incluso los números que venía manejando antes de la pandemia de Covid. A pesar de que tenemos una aviación disminuida, con menos aerolíneas nacionales surcando los vuelos, los indicativos de este estudio dicen que ahí vamos.

Reconozco que me da gusto, y que los comparativos son alentadores. Pero no quito el dedo del renglón: no podemos quedarnos, como país, en la mediocridad de “ahí la voy llevando”, falta todavía mucho trabajo que hacer en materia de aviación, salvar varios escollos en los que estamos inmersos y estar dispuestos a acabar con la corrupción que hoy, lejos del discurso oficial de que “ya no es como antes”, en los hechos seguimos padeciendo, y más ahora que todo mundo anda como pollo sin cabeza con el cierre de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) hasta el próximo año, ocasionado por el “hackeo” al sistema de cómputo de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT).

“Gabo”, como se le decía cariñosamente al Premio Nobel de Literatura 1982, reconocía: “…descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia…” Estamos a tiempo; no nos quedemos solo con los espejismos que arrojan los números macros, de mediciones internacionales que nos comparan con otras economías. Aprovechemos el impulso, y vamos por más. No tenemos que “buscar” los cabos sueltos. Los tenemos enfrente de nosotros. No hacerlo, sería negligencia.