Mientras que el “mainstream” liberal y conservador de EU trata de ignorar o desacreditar las revelaciones hechas por Matt Taibbi y otros periodistas respecto a los “Twitter Files” (expedientes de Twitter) liberados por el oligarca Elon Musk, la información contenida en los mismos sigue siendo preocupante para las personas que aún consideramos importante la libertad de expresión de ciudadanos e investigadores.

Además de la cercana, cercanísima relación entre los empleados de Silicon Valley y el Buró Federal de Investigación, la simbiosis entre la empresa de tecnología y la agencia de espionaje llegó a tal nivel, que varios “ex” empleados el FBI pasaron directamente de la agencia a la red social a puestos -claro está- relacionados con la “seguridad”.

Los casos eran tan comunes, que los “ex” empleados del FBI llegaron a tener su propio grupo cerrado en la app de comunicación interna Slack, además de haber creado un proceso de “onboarding” con las equivalencias entre los softwares utilizados en el Buró Federal y en Twitter.

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El colmo de la infiltración del FBI en Twitter puede leerse en dos postales informativas: primero, los agentes fueron preparando una inexistente “operación rusa” para difundir “fake news”, ocultando la historia sobre el escándalo de la laptop de Hunter Biden, historia que fue suprimida por Twitter y Facebook en las empantanadas elecciones presidenciales de fines del 2020.

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Segundo, más de 80 agentes del FBI, quienes tienen entre sus responsabilidades, por ejemplo, cosas tan delicadas cómo investigar la trata de personas y el abuso sexual de menores de edad, estaban asignados a “vigilar” Twitter, un obvio desperdicio de recursos que sería hasta tema de humor involuntario si no fuera porque estos empleados del gobierno federal de EU actuaban cómo censores de cuentas incómodas para políticos de tendencia Demócrata.

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