Los ataques contra Xóchitl Gálvez por parte de AMLO, de los propagandistas de Claudia Sheinbaum y de los activistas continúan sin tregua. Lo hacen motivados por el razonamiento de que la senadora panista sí que tiene posibilidades reales de vencer a la candidata oficial. Lo puede hacer porque es una candidata carismática, cuyo lenguaje florido atrae a una buena parte del electorado y porque sabe romper con los esquemas del llamado bloque conservador.
En días recientes salió a la luz un reportaje en Sin Embargo en el cual se acusa a Gálvez de haber vendido de manera irregular una propiedad en la alcaldía Miguel Hidalgo cuando fungía como delegada. También se le acusa de un supuesto comportamiento desleal relacionado con un incumplimiento de sus promesas de donación de la propiedad.
Los propagandistas del régimen, entre ellos, el activista Genaro Lozano, quien sostuvo una discusión en Tercer Grado con Leo Zuckerman y Denisse Merkel, se han dado a la tarea dar eco al citado reportaje con el propósito de manchar la imagen de la senadora y provocar que inicie su campaña con sospechas de inmoralidad y corrupción.
Huelga destacar que el reportaje no cuenta con la mínima seriedad, por lo que, a la luz de los hechos, no se deber hacer un legítimo juicio de valor en torno a la integridad de Xóchitl Galvez. Se trata pues, de un instrumento más de los ataques de los oficialistas contra la candidata que podría poner fin a una buena parte de lo que representa la 4T.
En este contexto, yo lanzo una pregunta al aire: ¿Debemos los mexicanos creernos lo que nos dice un reportaje? Si ese es el caso, y si en consecuencia debemos poner en duda la integridad de Gálvez ¿por qué no dar por válidos los reportajes de Carlos Loret de Mola en Latinus? ¿Por qué no poner en duda la integridad moral de personajes como Epigmenio Ibarra, el hijo de AMLO, el propio presidente, y en suma, legitimar todo lo que el equipo de Latinus ha investigado con fines claramente políticos?
¿Por qué no debemos tragarnos el cuento de Latinus pero sí lo que ha investigado Sin Embargo si ambos reportajes responden a intereses políticos dirigidos a dañar a los protagonistas? ¿Por qué validar unos y los otros no?
Al final, ambos son reportajes. No se trata, por obvias razones, de una sentencia judicial ni de una investigación lejana a los vaivenes de la política. Son, por el contrario, un elemento de la vulgar estrategia para descarrilar a la única persona capaz de desterrar a Morena del gobierno federal.
Sin embargo, en Morena, como siempre, todo es relativo. Desde que ellos se erigieron en fuente de la verdad, dictan lo que no es y lo que no debe ser. A su parecer, son honestos los que les apoyan y corruptos los que se manifiestan contrarios a su ideología. Así las cosas en la vida política de nuestro país.