No vale nada la vida, la vida no vale nada. Y no hablo de León, en Guanajuato, uno de los últimos bastiones panistas y el estado más violento de México, sino de los Estados Unidos.

El homicida múltiple Kyle Rittenhouse fue liberado luego de asesinar a sangre fría a dos personas desarmadas en el contexto de las protestas por el asesinato de Jacob Blake, como parte de los disturbios que azotaron a EU todo el 2020, a partir de la ejecución a manos de un policía blanco del ciudadano afroamericano George Floyd.

Rittenhouse, en ese entonces de 17 años de edad, viajó de un estado a otro con el fin de pasear las inmediaciones de la protesta con un rifle de asalto para “proteger la propiedad” ajena (???) de otras personas. Es decir, una frase en clave que utilizan los racistas para cumplir sus fantasías racistas y homicidas de ejecutar personas de color y si se trata de hombres afroamericanos, mejor.

Rittenhouse no logró matar a ninguna persona de origen africano, pero sí mató a dos hombres anglosajones desarmados e hirió a un tercero que portaba un arma de fuego de bajo calibre, pero que no abrió fuego contra él.

Protegido por la policía, Rittenhouse se convirtió en una celebridad celebrado por grupos de trumpistas, fanáticos de las armas, racistas y neonazis (pleonasmo múltiple). Durante su juicio, recibió toda clase de concesiones por parte del juez lo cual, combinado con la ineptitud de la fiscalía y los lloriqueos del mocoso homicida ahora de 18 años, lograron “convencer” a los jurados de que Kyle actuó en “defensa propia” cuando explícitamente viajó varios kilómetros a la protesta a provocar a los manifestantes.

La vida es barata en los Estados Unidos. Se trata de una sociedad en donde una madre maneja para llevar a su hijo menor de edad a asistir a una protesta para pasearse armado con un rifle de asalto -hecho para matar humanos, no para la “caza”, cómo argumentan los delirantes fanáticos de la Asociación Nacional del Rifle, o NRA, por sus siglas en inglés-, rifle “regalado” a Rittenhouse por su cumpleaños. ¿Demencial? Sí. ¿Enfermizo? También. ¿Sorprendente? En absoluto. Estados Unidos tiene una larga historia de celebrar y ensalzar a toda clase de asesinos, torturadores y genocidas. Kyle Rittenhouse no será el primero... ni el último.