Como si se tratase de uno de aquellos semáforos inservibles de la CDMX, los que regulan la actividad económica en la capital del país y en el Edomex, no cambian de color. La CDMX ha permanecido en amarillo por más de dos semanas, mientras que la entidad más poblada del país sigue en verde, lo que implica la liberación cuasi total de la actividad económica.

DELTA

Todo ocurre no obstante la irrupción de la variante Delta; una cepa sumamente contagiosa, mucho más que la cadena originaria en Wuhan o las variantes sudafricana o británica. Delta avanza inexorablemente alrededor del mundo, y es ahora mayoritaria en más de 100 países.

Échese un vistazo al partido de la final de la Eurocopa el pasado domingo en Wembley; una irresponsabilidad brutal por parte de la UEFA y de las autoridades británicas al permitir las aglomeraciones masivas de personas antes, durante y después del juego.

La buena noticia es que, de acuerdo con los expertos, las vacunas Pfizer, AstraZeneca, Moderna y Johnson&Johnson han demostrados ser efectivas contra cuadros sintomáticos y graves contra Delta, si bien en un porcentaje menor con respecto a la cepa de Wuhan. La mala es que en México, al igual que muchos países en desarrollo, no avanzan a la velocidad necesaria para contener la propagación de la variante.

¿Por qué no ha cambiado de color el semáforo epidemiológico en México?

De acuerdo con las autoridades, ello ha derivado de que no habido afectaciones importantes a la capacidad hospitalaria. En otras palabras, que a pesar del alza en el número de contagios, éstos no  han sido casos graves, y por ello, los contagiados no han acudido a recibir atención de urgencia en hospitales y centros de salud. Esto puede responder, así se estima, a que los nuevos contagios han tenido lugar en gente joven no vacunada, cuyas cuadros sintomáticos de covid-19 no suelen (insisto, suelen) devenir en casos graves.

Sin embargo, muchos especulan en torno a un posible manejo político de la pandemia. Podría derivarse -según opinan- de que los gobiernos federal y estatales quieren conservar una ilusoria idea de que la epidemia está bajo control en nuestro país.

Lo que sí que es cierto es que Delta ha puesto en alerta al mundo. En este sentido, los gobiernos diseñan estrategias para contener la propagación de una nueva variante. En Europa continúan las medidas de restricción a la movilidad y la introducción de un “pase sanitario o de vacunación” entre países, principalmente aquellos que han tenido alarmantes alzas en contagios.

México, por su parte, parece hacer nada al respecto. La vida continúa, los semáforos no se mueven; lo que es percibido como un signo de tranquilidad que se traduce en la relajación personal y colectiva de medidas sanitarias y de distanciamiento. Esperemos ver eventualmente un cambio de color en el semáforo de las más grandes entidades del país; al menos como un mensaje de prevención a la ciudadanía, y como un comunicado de que la pandemia no ha terminado, y mismo, que tiene ahora nuevos bríos.