El Colegio de México, a través del Centro de Estudios Internacionales, presentó el pasado martes el informe País 2020 sobre el combate a la corrupción. El evento contó con la participación de personajes como Silvia Giorguli, presidenta del Colmex, así como con intelectuales destacados como Jean François Proudhon, Lourdes Morales y Mauricio Marino.

El informe tuvo como propósito ofrecer un panorama general sobre el estado del combate contra la corrupción en México y cuales han sido las políticas públicas dirigidas a resolver esta problemática estructural que tanto ha dañado a nuestro país y a su porvenir a lo largo de su historia. Enseguida enumero algunos de los hallazgos del informe.

  • Seis de cada diez mexicanos piensan que actos de corrupción tienen lugar frecuentemente en nuestro país
  • El fenómeno de la corrupción deriva de problemas estructurales como la impunidad y la ausencia de la exigencia de rendición de cuentas.
  • Apenas 9 expedientes de las 30 mil quejas relacionadas con la corrupción fueron judicializadas, es decir, fueron perseguidas penalmente, durante el periodo de tiempo investigado.
  • México tiene unas de las tasas más altas de soborno en América Latina.
  • Existe un incumplimiento de las exigencias establecidas para el Servicio Profesional de Carrera. Esto se traduce en que, una vez que un funcionario público electo o designado inicia funciones, nombra discrecionalmente a los miembros de su alcaldía, secretaría o dirección general, lo que conduce a que funcionarios escasamente competentes o “cuates del jefe” tomen decisiones que muchas veces no van en el sentido del interés público.

Las conclusiones del informe apuntan hacia un hecho incontrovertible: el Estado mexicano ha estado ausente en el combate contra la corrupción. En suma, AMLO, aquel popular candidato que en compaña prometió que el problema desaparecía mágicamente tras su llegada a la presidencia, pasará a la historia no como un Juárez transformador, sino como un presidente que hizo grandes promesas de campaña y que incumplió su palabra.

De igual manera, cabe señalar que si bien algunos elementos de la problemática estructural de la corrupción de México superan al presidente de la República, otros le atañen directamente tales como la verificación del cumplimiento de las obligaciones exigidas a los funcionarios públicos federales.

Sumado a ello, los escándalos de corrupción reportados a lo largo del sexenio de AMLO, y algunos que han involucrado directamente a miembros de su familia y de su gabinete, han echado por tierra la veracidad de la narrativa populista del presidente.

El informe País 2020 nos ofrece, simplemente, un nuevo indicador de lo que es ampliamente conocido: la 4T no es más que un discurso dirigido a ganar voluntades políticas. No tiene visión de Estado, y mucho menos, la intención o las capacidades para combatir la corrupción.