Me da la sensación, al menos así lo percibo, que hay una oleada de propaganda que esgrime a los apuntes de que hay divisiones internas en la fracción parlamentaria de Morena en San Lázaro. Junto con ello, de igual forma, han desembocado comentarios de que existe coerción en la toma de decisiones y, de paso, dicen que no hay pluralidad para que los temas se desahoguen. De hecho, han salido a la luz pública supuestos comentarios que, de plano, no tienen una base sólida de fundamentación. El mismo coordinador, que personalmente se ha ido asegurando qué nada de eso suceda, siempre ha flexibilizado la opinión de cada uno de ellos. Si hay algo que caracteriza al líder es que constantemente toma en cuenta la opinión de todos, incluyendo a las mismas minorías que muchos las han denominado superfluas. A ellas, como a las demás, les genera las condiciones para que hablen y expresen sus inquietudes.

Desde luego, coordinar un grupo más reducido como la fracción parlamentaria del Senado de la República no es, para nada, lo mismo que guiar los trabajos en San Lázaro. A nuestro juicio, la cámara baja tiene, además de matices distintos que los caracterizan, un vaivén de multitudes que, finalmente, se debe a la mayoría de legisladores, sumado a los asesores y personal de apoyo en medios de comunicación. Es, para puntualizar más rápido, un ejército el que transita por los pasillos y salón de sesiones. A esa coordinación y logística, déjenme decirles, no cualquiera se adapta a ella. Hay que tener, primero, mucha capacidad para poder aguantar la presión que se genera, sobre todo de los partidos aliados. Eso se maneja, quienes han tenido estas encomiendas, con oficio.

Hasta el día de hoy, en efecto, no hay divisiones al interior de la fracción parlamentaria de Morena en San Lázaro. Es evidente que existe, lo sabemos, el derecho a disentir como siempre ha sido visible al interior del movimiento lopezobradorista. Consciente de esa situación, hasta donde se sabe, la presidenta constitucional de México sigue teniendo plena confianza en los coordinadores de ambas cámaras legislativas. No planea, como se especula, realizar ningún cambio, concretamente porque las circunstancias están caminando de la mejor manera tanto en los parlamentos abiertos, como en la naturaleza de cualquier iniciativa para reformar el marco constitucional. Es verdad, se han dado situaciones que se han ido aclarando, sobre todo en reuniones que se han llevado a cabo con el PAN. Pasó hace poco en medio de un tema en que se discutió el asunto de nepotismo que, al final de cuentas, se aclaró sin mayor dificultad.

Hay, para resumir, una lealtad al proyecto de transformación que encabeza la presidenta constitucional de México. Por eso no hay, repito, ninguna división que pueda llevar a la ruptura de la fracción parlamentaria de Morena, como acusó el presidente de la mesa directiva del Senado de la República en una entrevista en Aguascalientes. Ese momento circunstancial, que tiene un claro mensaje del proceso electoral que viviremos en 2027, ha sido aprovechado por la oposición para meterle más leña al fuego. Esta es la línea que la oposición ha ido arreciando para tratar de dividir a una fracción que, evidentemente, está más sólida que nunca. Eso se nota, queda claro, porque alberga ese espíritu para continuar profundizando la vida pública del país a través del paquete de cambios a la carta magna. Siendo así, ningún diputado de Morena, nos consta, ha supeditado su voto para sacar algún provecho. Cada una de las determinaciones que salen del consenso, en lo colectivo, se toman en cuenta.

Entonces esas supuestas fracturas, que nacen de la oposición, no hay que considerarlas como tensiones, sobre todo cuando buscan polarizar la elección del poder judicial. Siendo así, en San Lázaro, sí hay factores que provocan una división de opiniones; eso sucede en todas las fuerzas políticas, específicamente en la izquierda. Sin embargo, eso no es, por lo tanto, algo que podamos considerar como una fragmentación o una propia hecatombe. De hecho, la fracción parlamentaria de Morena, con una vocería muy efectiva, siempre tiene una buena declaración ante los medios de comunicación para disipar cualquier duda. Y sí, el vocero, que maneja eficazmente el entorno de las preguntas de la prensa, es una de las piezas claves del engranaje de la cámara baja. Queda claro que eso, sumado a la unificación eficaz del coordinador, salen a flote en medio de los señalamientos de una crisis que no existe. La unidad, que se muestra en cada posicionamiento para anunciar el respaldo a un asunto o iniciativa, se nota la camaradería que reina en el seno lopezobradorista.

No hay disputas personales ni mucho menos discrepancias por las posiciones. Lo que existe, como en cualquier sistema democrático, es la espiral de opiniones que siempre desembocan. Todas esas, por cierto, son tomadas en cuenta para sacar los asuntos en consenso. Eso, como tal, nos lleva a concluir que hay unidad en San Lázaro.