Marcelo Ebrard vio venir el tsunami de ayer, cortesía del periódico más influyente del mundo, y les dedicó 15 páginas que pidió se publicaran íntegras.

Ningún medio serio puede aceptar condicionantes de ningún tipo y menos el publicar 15 páginas que bien se pudieron resumir en una sola cuartilla.

¿Qué dice Ebrard en síntesis? Que él es inocente y que lo persiguieron los “gobiernos más corruptos” en referencia a Peña Nieto y a su sucesor Miguel Ángel Mancera.

También pone en duda si este último en verdad realizó el mantenimiento necesario a la Línea 12, años antes de que colapsara el pasado 3 de mayo.

Aunque en principio la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, había negado filtraciones al diario estadounidense, hoy el Presidente AMLO reconoció que este pudo ser el origen de lo publicado y que ya viene el dictamen oficial, el cual seguramente ya conoce, sobre las causas del colapso, que NYT atribuye a fallas estructurales de origen, por lo que responsabiliza a Ebrard y a Carlos Slim.

Lo publicado ya es “muy fuerte, muy bueno”, me dijo una de las fuentes del diario.

Entonces, lo que se esperaría es que el dictamen oficial venga a robustecer lo dicho ya. Y es que sería suicida que lo que se vaya a informar en estos días contradiga al NYT o apunte hacia otro lado (Mancera).

A las 15 hojas de Ebrard se las llevará el viento a menos que lo salve la propia Sheinbaum, lo que sólo será en detrimento de ella misma.

Por lo pronto, la portada más las dos páginas de The New York Times quedarán inscritas en el libro de las historias de corrupción más grandes de nuestro tiempo, junto con La Casa Blanca y la Estela de Luz. Aún así luego nos quieren hacer creer que no todos iguales. A veces, con todo respeto, hasta parecen peores.

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