La sociedad mexicana es, ante muchas cotidianidades, una sociedad con una cultura de la mediocridad; guiada por lo que Dios quiera, porque aquí nos tocó vivir o porque simple y llanamente nos conformamos con las imposibilidades que el sistema nos ha impuesto para desarrollarnos de una manera más exitosa o de acuerdo a nuestras ambiciones.

Con sus muchas excepciones, mismas que generan grandes expectativas ante los logros alcanzados, está el deporte mexicano; este que ha pasado del sí se puede (una de las frases más derrotistas a las que estamos acostumbrados) al sí se pudo y al miren cómo lo estamos haciendo.

Este deporte que ha permitido que en México se hagan Juegos Olímpicos, Juegos Centroamericanos; que ha permitido que seamos sede de dos Mundiales de futbol y donde se espera el tercero, este que ha permitido medallas; que nos ha dado al Tibio Muñoz, que nos ha dado a Soraya Jiménez, a Fernando Platas, el que nos dio a la selección que venció a Brasil, y el que nos ha dado un sin fin de satisfacciones que sin lugar a dudas podrían ser muchas más.

El deporte nacional, un rubro que durante años ha sido menospreciado por los titulares el ejecutivo como una política pública activa que genere mejoras en la sociedad y que de pronto es volteada a ver cuándo el Checo gana una carrera, cuando el Canelo gana una pelea, pero que pocas veces es volteada a ver como una generadora de mejoras activas en las distintas arenas donde debe apoyarse, empezando por las canteras de los muchos deportes que han dado glorias al país. Un tema que en los últimos días estuvo en la agenda pública nacional.

Recientemente, Ana Gabriela Guevara, Directora de la CONADE, titular de la institución pública de deporte más importante del país reculó ante la posibilidad de que México pudiera ser de nuevo sede de unos juegos olímpicos en el 2036 después de que el canciller Marcelo Ebrard, durante un evento en el Comité Olímpico Mexicano, dijera que podría ser una posibilidad.

¿Cuál fue el argumento que la ex corredora dijo? Que México no cuenta con el sustento económico para sostener un evento de este calado.

Vale la pena aclararle a la titular de la CONADE que los Juegos Olímpicos no dependen exclusivamente del presupuesto que el Gobierno Federal pueda darle al rubro del deporte, mismo que ella, en su papel de máxima autoridad pública del rubro, no ha cabildeado en absoluto buscando que aumente de manera significativa para el presupuesto del 2023 en la cámara de diputados.

También vale la pena destacar que ante la ignorancia del funcionamiento de la carta olímpica, no le corresponde a la CONADE la intercesión frente al Comité Olímpico Internacional para solicitar la consideración del país como sede de los JJOO, es necesario recalcar que en el siguiente mundial de futbol México será co sede junto con Estados Unidos y Canadá. Algo ha de estar haciéndose bien.

La gestión de Guevara como titular de la CONADE ha estado manchada por escándalos de desvío de recursos, por el recorte de apoyos a deportistas y a federaciones, y a un supuesto enriquecimiento ilícito de la ex medallista olímpica. Puede ser que por esto último sea tan evidente para ella la falta del recurso público para invertir en un proyecto de este calado, pero eso ya el tiempo lo dirá.

Casos como el reclamo público de la mejor raquetbolista del mundo, Paola Longoria. Siendo atacada y expuesta públicamente por la CONADE, por no presentar recibos de gastos de hace años y por eso haberle quitado el apoyo económico a una de las máximas glorias del deporte nacional; casos como la omisión que hubo con Donovan Carrillo cuando no pudo competir por falta de sus patines y esto resultó en el retiro de la beca que CONADE le daba, o casos más simples pero no menos importantes como la falta de apoyo a la selección de tae kwan do que se quedó varada en un país del Cáucaso esperando boletos de avión que nunca llegaron y tuvieron que ser suplidos por la renta de una camioneta. Son solo algunos de los muchos casos que Guevara tiene en su haber.

México es un país que ha mostrado crecerse ante las adversidades; ha demostrado que todo se puede cuando todos trabajan en pro del mismo objetivo. Este país ha logrado posicionarse como una potencia en muchas disciplinas y hoy se siente emocionado por la posibilidad de volver a albergar al máximo evento deportivo del mundo.

Sirva la presente columna como una petición abierta a Ana Gabriela Guevara para que deje de enterrar sueños y haga lo que le toca: Impulsar el deporte mexicano y aprender a hacer equipo, porque cuando el equipo se llama México, todas y todos ganamos. Que no convierta a esta gestión en una gestión agenésica, falta de creatividad, falta de resultados, falta de toda cualidad de generación de buenos y reales incentivos en pro de las y los deportistas mexicanos.