IRREVERENTE

Les platico primero la advertencia que al respecto le debe el mundo a Friedrich Nietzsche:

“El estilo nace cuando lo grande vence a lo enorme”. ¿Entendido lo que dijo el filólogo alemán? ¿No? Aplíquense, muchachos.

Van diez más. ¡Arre!

  • Tener 56% en las encuestas de popularidad no significa que López Obrador tenga ese porcentaje de aceptación. Hitler llegó a contar con el 78% de popularidad. Mussolini tenía en sus mejores tiempos el 65% del mismo indicador. En la Rusia de Stalin no había ese tipo de mediciones pero sus estudiosos sostienen que tal apelativo era conocido por el 95% de los rusos. A pesar de ser apellido, Gadafi era el nombre de pila más utilizado en el 73% de los nacimientos que se dieron en Libia entre 1969 y 2011, los 42 años de su tiránico gobierno… y ya saben lo que hicieron y cómo terminaron todos esos. Eran grandotes, que se manejaban con una dictatorial grandilocuencia y que para nada resultaron grandiosos.
  • Dos Bocas es grandota, no grandiosa, por los motivos que los debidamente informados y referenciados ya conocen. Lo mismo aplica para el AIFA y el Tren Maya. Los tres proyectos que según la SCJN, no son de seguridad nacional, son vendidos a los mexicanos con una republicana grandilocuencia.
  • (La siguiente acepción puede herir la susceptibilidad de lectores sensibles. Quienes así se consideren, háganme el favor de brincársela).
  • El dilema del título se aplica cuando cierto irreverente le pregunta a una dama: “¿Son naturales?” Al irreverente le vale madres si lo son o no. Lo único que quiere saber es su opinión. Es que en este caso, puede que no sean grandotas, pero sí grandiosas. ¿Estamos?
  • Hernán Gómez Bruera dijo hace unos meses: “Andrés Manuel está lleno de defectos, algunos muy irritantes. Es necio y obstinado, pero no cabe duda de que es el mejor presidente que México ha tenido en décadas. Está haciendo y hará historia. Obvio, eso les arde mucho a algunos que quisieran a un simple gerente intrascendente”. He aquí un ejemplo claro de grandilocuencia.
  • Si te gobiernan idiotas, ¿eso te convierte forzosamente en un idiota? Esta duda, además de sincera, es grandiosa.
  • No hay límites para la imbecilidad y el fanatismo. Esta frase es grandiosa, pero no grandota. Vean todo lo que se puede decir con tan solo 9 palabras. Cuéntenlas.
  • Claudia, Adán Augusto, Marcelo y Monreal, si el juego fuera pókar, serían dos pares grandotes, que nada tienen de grandiosos pero que se manejan con soberana grandilocuencia.
  • Los que le creen al presidente decir con letras grandotas “vamos bien”, háganme el favor de formarse en la fila que atienden los señores de la bata blanca. Grandiosa recomendación que no ocupa para nada de grandilocuencia alguna.
  • Quienes tienen miedo a fracasar, tienen miedo de vivir. No importa que decepciones. Sálvate en el intento. Grandiosa frase que pone en su lugar las grandotas intenciones de los que visten de grandilocuencia sus acciones y palabras.

CAJÓN DE SASTRE

“Si después de leer esto sigues confundiendo lo grandote, con lo grandioso y la grandilocuencia, no te preocupes, eres el mal menor, y toma lo que te digo como un ascenso”, remata la irreverente de mi Gaby.