En internet alguien de Tel Aviv —en efecto, de Israel— pidió asesoría para entender una expresión: “¿Me pueden ayudar con este dicho, por favor? Es un texto de México, la policía trata de agarrar un matón y él dice: ‘Este tonto no perdona ni la burla, ¿no? Ya va a ver’…”.

Le respondió un argentino, Quique Alfaro, sí, tristemente para él, tocayo del gobernador mexicano de Jalisco: “Es como sumar burla (mofarse) a un atropello, a una agresión, a una falta. No sólo cometer un mal sino alardear del pecado y provocar con burla”.

Si no toda la 4T, sí dos de sus figuras principales —Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum—, acudieron a Chilpancingo a apoyar a la nueva gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, apodada La Torita por ser hija de El Toro sin Cerca, Félix Salgado Macedonio.

En el evento de toma de protesta de la gobernadora guerrerense, La Torita llamó a su padre “gigante de la democracia”.

En mi opinión tal frase equivale a hacer alarde de una falta —muy grave, por cierto: acusaciones de violencia sexual contra El Toro— y provocar con una fea burla a todas las personas, sobre todo a las víctimas, que en su momento protestaron porque Morena quiso hacer gobernador a Félix Salgado.

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En el partido de izquierda nadie pensó en La Torita como candidata. El ungido era su padre, El Toro. Pero como este violó la ley electoral al no informar sobre sus gastos proselitistas, los morenistas tuvieron que buscar quién le sustituyera en la candidatura.

Así, voltearon a ver a Evelyn. Ella ganó las elecciones, desde luego por la fuerza de Morena, basada en el prestigio de López Obrador en esa entidad, pero seguramente el escándalo de papi Salgado —el de las acusaciones en su contra, no el de sus gastos sin reportar— terminó por perjudicar al partido del presidente en las entidades con mayor proporción de clases medias, como Nuevo León, Querétaro, Jalisco, Guanajuato y la Ciudad de México, entre otras.

Las clases medias se han alejado de Morena por varias razones, una de ellas, que a un personaje nefasto como El Toro Salgado Macedonio se le dé trato de “gigante de la democracia”.

En Chilpancingo, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum se saludaron otra vez frente a las cámaras —y otra vez alborotaron la sucesión presidencial—, lo que podría significar el inicio de un pacto, o al menos es lo que, para muchos, el senador quisiera negociar: en 2024 ella candidata presidencial y él, disciplinado, candidato a la jefatura de gobierno de la CDMX. Si Monreal no lo hablado en tales términos con AMLO, seguramente sí con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, testigo del primer encuentro entre Ricardo y Claudia. ¿Y Marcelo Ebrard? Por lo visto, un tanto marginado.

Desparramando el virus
Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Ricardo Monreal

Veo difícil que tal acuerdo avance. Pienso que Martí Batres no lo permitirá, pero, ni hablar, en política todo es posible. El gran problema, sin embargo, no radica en que Batres deje pasar, o no a Monreal, sino en el hecho de que Morena cada día se aleje más de las clases medias.

¿Puede un partido ganar la presidencia y la jefatura del gobierno capitalino sin el apoyo de las clases medias? Dejo la pregunta para que la respondan Monreal, Sheinbaum y Batres.

Añadiré nada más una reflexión:

Si distanciarse de las clases medias obedeciera solo a razones ideológicas, mucho tendría de honorable, y por lo tanto, habría numerosas personas de tales sectores poco dispuestas a votar por quienes abanderen a Morena.

Es que, sin duda, no resulta complicado para nadie respetar al rival honesto y de principios con cuyo pensamiento no se coincide.

Pero, ¿quién puede aceptar a un partido que apapacha y llama “gigante democrático” en público —¡¡¡sin que nadie proteste!!!— a un tipejo como El Toro sin Cerca?

Se me dirá que comprenda, que fue la expresión de una hija que quiere a su papá, y que no es un juicio con el que estén de acuerdo los liderazgos mayores de la 4T. Lo entendería y hasta lo aplaudiría si Evelyn lo hubiera dicho de Félix en el evento del Día del Padre de una escuela primaria, pero ¿al tomar posesión como gobernadora, sobre todo en el contexto de tantas acusaciones tan graves que ha recibido Salgado Macedonio? Ello no es aceptable, por supuesto que no.