Es católica, pero Melinda cree en el divorcio. Si no fuera partidaria de la caducidad del matrimonio, no se estaría separando de un tipo de inmenso poder como Bill Gates, quien debe ser duro y hasta temible.

He leído que Melinda va a misa cinco veces a la semana, pero contra la opinión del papado ella es partidaria de los anticonceptivos.

Ojalá su ejemplo motive a más católicas. Supongo que sí, ya que Melinda French Gates es una de las mujeres más conocidas e influyentes del mundo.

Este fin de semana el Financial Times le ha dedicado un extenso artículo: “El despertar político de Melinda French Gates”.

Una de las razones que la han llevado a divorciarse de Bill Gates —así leo el escrito del FT— es que ella se cansó de pedirle a Bill “más igualdad” en el matrimonio… ni más ni menos que la “historia de millones de mujeres”.

Han dicho ella y él que seguirán trabajando juntos en la fundación multimillonaria que encabezan, esto es, que así ocurrirá a pesar del divorcio, pero…

La verdad de las cosas es que una separación que involucra riqueza excesiva podría no ser tan tranquila; por consecuencia, en la Fundación Bill y Melinda Gates “ahora hay murmullos de discordia y dudas sobre si la organización puede mantenerse unida tal como está constituida actualmente”.

Un tema que podría comprometer el prestigio de la fundación es el empoderamiento de género.

Alimenta ese temor el aviso reciente de que si él o ella “deciden después de dos años que ya no pueden trabajar juntos”, entonces Melinda renunciará y Bill le proporcionará recursos personales para que la señora se dedique a su propia filantropía.

Si algo así ocurriera, ¿a qué se dedicaría Melinda? Una pista podría encontrarse en lo que declaró a la revista Time en 2019: “Quiero ver más mujeres en la posición de tomar decisiones, controlar recursos y dar forma a políticas y perspectivas”.

No solo fue un dicho de Melinda, sino que se comprometió a invertir mil millones de dólares “en apoyar la igualdad de género”.

Sin duda, “Melinda se está preparando para el despegue”, tal como interpretan en el Financial Times lo que ha dicho un exasesor de la pareja.

¿Se atreverá Melinda French Gates a buscar la presidencia de Estados Unidos? Sería una excelente candidata y gobernante, pero si no está en su interés, ojalá apoye a la actual vicepresidenta, Kamala Harris.

En México también ha llegado la hora de las mujeres en lo más alto de la política.

La oposición tiene como aspirante muy fuerte a Margarita Zavala, pero podría surgir alguna otra para competirle.

Margarita mejoraría su prestigio si se divorciara de su principal pasivo, Felipe Calderón. No les conozco, así que no me consta que el de ella y él sea un matrimonio con tantos problemas como para plantear la separación. Pero no me sorprendería que el divorcio no se lo planteen por lealtad a la iglesia católica. Grave error para ella.

En la 4T la aspirante más fuerte —hay otras, desde luego—, Claudia Shainbaum, mujer atea, conoció a AMLO cuando su exesposo llevó al tabasqueño a la casa en la que ella vivía.

Natalie Kitroeff contó la historia el 5 de septiembre de 2020 en el New York Times: Andrés Manuel visitó la casa de la pareja para reunirse con el marido de Claudia: “Yo preparé el café y las galletas”, dijo la jefa de gobierno a la reportera.

Seguramente no se divorció por rechazo a la costumbre de que hasta las mujeres de ciencia, como ella, sean las obligadas a servir el cafecito en las juntas importantes de los maridos.

Pero el hecho es que en algún momento, sola, Claudia despegó políticamente y sin duda buscará ser presidenta en 2024.

Sería no solo interesante, sino histórica una elección presidencial de solo dos candidatas, la de derecha (Zavala) y la de izquierda (Sheinbaum).

O bien, aunque con menos posibilidades, Xóchitl Gálvez, representando al PAN (y al PRI y al PRD), contra Tatiana Clouthier, como abanderada de Morena.