El fuego de mayo

me armó caballero:

yo era el Niño Andante,

y el sol, mi escudero.

Alfonso Reyes, Sol de Monterrey

Desde hace unos años, en cada inicio del ciclo escolar, mi nieto mayor busca poemas en internet para participar en concursos de declamación organizados por la dirección de su colegio.

Este año será el último, creo; el próximo ya estará en secundaria y, supongo, tales competencias desaparecerán.

Mi hija ayuda a mi nieto en la selección de poemas. Normalmente buscan rimas relacionadas con niños. Quizá por esa razón Google les llevó al Sol de Monterrey, de Alfonso Reyes, cuyo inicio menciona esa palabra clave: “No cabe duda, de niño a mí me seguía el sol”.

Mi nieto nació en Monterrey y ahora vive en la Ciudad de México. Cuando visita la Sultana del Norte, sobre todo en verano, se queja del intenso sol de la más bella ciudad del mundo. Pero, en la capital mexicana, especialmente en las temporadas de lluvias, como la actual, él extraña al sol regiomontano.

Su origen, supongo, llevó a mi nieto a elegir al Sol de Monterrey para el certamen, pero mi hija no estaba convencida: como Alfonso Reyes tiene fama de excesivamente intelectual, ella me preguntó si no sería difícil para el niño entender el mencionado poema.

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No es para nada complicado, le dije. El poema es muy simple: los y las de Monterrey, aunque nos alejemos de la calurosa ciudad, llevamos en nuestro interior “sol para rato”.

Reyes recorrió el mundo como diplomático y escritor y el sol de Monterrey no lo abandonó nunca:

Es tesoro —y no se acaba:

no se me acaba —y lo gasto.

Traigo tanto sol adentro

que ya tanto sol me cansa.—

Yo no conocí en mi infancia

sombra, sino resolana.

Alfonso Reyes, Sol de Monterrey

En el primer año de la 4T se habló bastante de Reyes por la impresión masiva de su Cartilla moral.

En la presentación de la obra, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, invitó a la gente a “compartir con la familia” los pensamientos de Alfonso Reyes, “y a dialogar entre sus integrantes acerca de la moral, la ética y los valores que necesitamos para construir entre todos una sociedad mejor”.

En la revista de Enrique Krauze, Letras Libres, Rodrigo Martínez Baracs publicó el 23 de enero de 2019 La historia de la cartilla moral de Alfonso Reyes.

Martínez Baracs conoce el tema no solo por haberlo estudiado, sino por ser hijo de José Luis Martínez, quien fuera secretario particular de Jaime Torres Bodet, el “poeta, dramaturgo y ensayista” quien, en 1943, como secretario de Educación pidió a Reyes la redacción de la Cartilla moral. A Martínez le tocó escribirle al regiomontano para “transmitirle la encomienda”.

De hecho, la Cartilla moral difundida por la 4T, como se lee en sus páginas iniciales, constituye una “adaptación” realizada por José Luis Martínez a la versión original de Alfonso Reyes.

Sobre las acusaciones de que la Cartilla moral es un texto “conservador y aun religioso”, Martínez Baracs subraya el carácter laico y liberal de la obra.

Y acerca de otro reproche que se ha hecho a la Cartilla moral, el de no mencionar a las mujeres ni una sola vez, Martínez Baracs defiende al escritor regiomontano:

  • “El maestro de la pluma usa con rigor el género masculino como neutro, esto es, siempre se habla de los ‘hombres’, los ‘niños’ o ‘los padres’ para referirse a los varones y a las mujeres de manera indistinta, lo cual muestra que no deja de hablar de ellas y a ellas también”.
  • “Y aun en la lección 6 sobre la familia, Reyes no considera necesario hacer la distinción entre varones y mujeres, lo cual muestra que los consideraba absolutamente iguales como seres humanos y en la responsabilidad del cuidado y de la buena educación de los niños”.
  • “Al no mencionar a las mujeres como tales, Reyes las toma más en cuenta que la discriminatoria corrección foxista de niñas y niños”.
  • “Y al mismo tiempo, al no mencionar los géneros de las parejas, deja abierta la posibilidad de la unión entre gente de los mismos sexos”.
  • “Hoy, en la tragedia moral que vivimos con las agresiones que sufren las mujeres, Reyes hubiese escrito diferente estas páginas”.

No hay duda, en este 2021, tan distinto al 1943, Reyes habría mencionado a las mujeres tantas veces como a los hombres. Ello más allá del foxista niños y niñas —que molesta a Martínez Baracs, pero que tiene el mérito de que el presidente más ignorante al menos intentó usar lenguaje inclusivo—.

Quizá Reyes, el “maestro de la pluma”, en nuestra época estaría realizando aportaciones inteligentes para transformar al machista español en una lengua verdaderamente igualitaria.

Tampoco mencionó Alfonso Reyes en su Cartilla moral el derecho de las mujeres al aborto. No era un tema que impactara fuertemente en la opinión pública en 1943, aunque desde unos 20 años antes ya había iniciativas para despenalizar la interrupción del embarazo.

Hoy que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se prepara para despenalizar en definitiva el aborto, seguramente Alfonso Reyes había incluido tal derecho en su Cartilla moral, quizá citando las sabias palabras de ayer 6 de septiembre de 2021 del ministro Arturo Zaldívar: “Estamos a favor de la vida”, pero “a favor de que la vida para las mujeres sea una en la que se respete su dignidad”, en la que ejerzan “con plenitud sus derechos”.

Una verdadera tristeza que la despenalización del aborto en la corte suprema de Mexico coincida con la aparición, en el Tecnológico de Monterrey, de una organización estudiantil antiabortista llamada Vitae.

No lo merece Monterrey, donde el sol de Alfonso Reyes debe estar tratando de ocultarse por la vergüenza de ver que su universidad líder simple y sencillamente viva en el peor atraso cultural.