En leído en el Washington Post un artículo interesante: “El antídoto contra el ‘Quién es quién en las mentiras’ de AMLO”, de Ignacio Rodríguez Reyna.

En tal diario presentan a Rodríguez Reyna como periodista “fundador asociado” —cualquier cosa que esto signifique— de Quinto Elemento Lab.

Para mí Nacho Rodríguez Reyna es el amigo de Ciro Gómez Leyva que en 1997 me presentó el hoy conductor de los principales noticieros de Imagen TV y Radio Fórmula.

Le había pedido a Ciro colaborar en la fundación de Milenio y este me dijo que la mejor opción para realizar un periodismo de calidad era el señor Rodríguez Reyna, quien había trabajado en Reforma.

Nacho, sin duda, es un excelente periodista. Dejó Milenio por grillas —que como director general permití, y me arrepiento— de la persona a la que había confiado la dirección editorial del proyecto cuando pasó de semanario a diario, Raymundo Riva Palacio.

En fin, me da gusto ver a Nacho Rodríguez publicando textos inteligentes en periódicos tan relevantes como el Washington Post.

¿Qué me ha parecido su antídoto contra el “quién es quién en las mentiras” de las mañaneras? Interesante, pero…

Comento brevemente su artículo:

Dijo Rodríguez Reyna: Que el presidente López Obrador ha tomado “la desafortunada decisión de infundir un espíritu triunfal a sus ejercicios inquisidores en contra de medios de comunicación y periodistas en lo individual que no le son afines y cuestionan, con o sin razón, su ejercicio de gobierno”.

Mi comentario: A Nacho le parece “desafortunado” que AMLO critique a medios y a periodistas. Yo veo ese ejercicio como una consecuencia natural de la personalidad de Andrés Manuel: muchos años de lucha oponiéndose a todo lo que no ha funcionado en el sistema le han llevado a debatir desde la presidencia con la comentocracia que, la verdad sea dicha, se acostumbró a que el poder la tratara más que con respeto, con miedo. A López Obrador le tienen sin cuidado las vacas sagradas del periodismo mexicano, y eso me parece positivo porque, por cierto, el presidente de México no ha censurado ni agredido a nadie ni se atreverá, tampoco, a pedir a los propietarios de las empresas mediáticas que despidan a opinadores incómodos para la 4T.

Dijo Rodríguez Reyna: Que es “mala cosa” que AMLO, con su sección mañanera de “quién es quién en las mentiras”, haya tomado la decisión de “profundizar el camino de la aniquilación del otro, de quien piensa distinto y se atreve a expresarlo”.

Mi comentario: Querido Nacho, no exageres. Andrés no quiere aniquilar a nadie, ni siquiera a muy malos bichos de la prensa mexicana que merecerían ser fumigados. AMLO solo expresa su punto de vista. Por cierto, ninguno de los comentócratas mencionados en las mañaneras se queda callado: todos los afectados por las críticas del presidente responden con todavía más fuertes críticas a la 4T. A los periodistas “estigmatizados” les encanta presumir que la nueva colaboradora de López Obrador, Ana Elizabeth García Vilchis, los ha marcado con las llagas de Cristo. Así, de plano, el otro día se presentaba a sí mismo nuestro viejo conocido Riva Palacio en Twitter. Obviamente, que un gobierno le ponga un sello en la frente —o en salva sea la parte— a un columnista incrementa el valor comercial de este. Porque el periodismo, Nacho no puede ignorarlo, además de apostolado es negocio; de algo tienen que vivir tan idealistas informadores como los mexicanos.

Dijo Rodríguez Reyna: “Esta ofensiva contra el periodismo es un hecho violento, es violencia ejercida por el jefe del Estado, injustificable en un entorno de crecientes ataques contra el periodismo en México, espiral que su gobierno ni siquiera ha intentado contener”.

Mi comentario: La violencia contra los periodistas en México, que no empezó este sexenio, responde a otros factores muy distintos al sano debate entre el presidente y los columnistas. No veo la violencia en lo que hace Andrés Manuel. Tampoco veo violencia en las críticas que el presidente recibe a diario, ni siquiera en las más injustas.

Dijo Rodríguez Reyna: “Las agresiones verbales de AMLO, replicadas en efecto cascada por gobernadores, alcaldes y políticos de todo tipo, generan un contexto propicio para que en el país se hostigue y se acose a periodistas, hasta llegar a su asesinato, como ha ocurrido lamentablemente en 21 casos en lo que va del gobierno actual”.

Mi comentario: Con respeto y cariño, Nacho, pero como diría don Pancho González, dueño de Milenio, esa mentira no es verdad. A ningún periodista se le ha agredido en la calle porque AMLO lo cuestione en las mañaneras. Hace bastantes años, después del fraude de 2006, algunos loquitos acosaron a Carlos Marín en el centro de la Ciudad de México, los mismos acelerados que se metieron a la presentación de un libro de Jorge Fernández Menéndez en el que este elogiaba las elecciones más tramposas de la historia, pero la indignación detrás de tales protestas, que no llegaron a nada realmente grave, partían del abuso que privó de la presidencia a López Obrador, no de algo que el tabasqueño hubiese dicho contra los medios. Desde que Andrés llego a la presidencia ha cuestionado periodistas, y ninguno ha sufrido agresión alguna; todo lo contrario, los “estigmatizados” lucran haciéndose pasar por mártires de la libertad de expresión.

Dijo Rodríguez Reyna: “Como todo servidor público de cualquier país, su ejercicio debe estar sometido a un escrutinio riguroso. El presidente no puede invocar ningún privilegio, ni siquiera su legítimo arribo al poder, para quedar exento de la revisión periodística crítica de sus acciones”.

Mi comentario: Si ha habido un presidente “sometido a un escrutinio riguroso” ese es AMLO, quien por cierto no pide privilegios; lo único que hace es ejercer su derecho a la libre expresión para cuestionar periodistas. ¿Eso es ilegal o poco ético? No lo creo.

Dijo Rodríguez Reyna: “Lejos de picar el anzuelo presidencial como hasta ahora y sumirnos en una vorágine inagotable, hay que abandonar el ring al que han subido al periodismo”. Es decir, Nacho propone no hacerle caso a Andrés Manuel.

Mi comentario: Quien desee ignorar a AMLO, que lo haga; quien no quiera hacerlo, pues que siga enganchado en el debate con el presidente.

Dijo Rodríguez Reyna: “Existen medios y espacios periodísticos independientes, profesionales, con altos estándares éticos, que se toman en serio la tarea de vigilar el ejercicio del poder e iluminar con información equilibrada y rigurosa aquellas zonas donde predomina la oscuridad”.

Mi comentario: Es verdad, Rodríguez Reyna es un ejemplo de ese periodismo profesional, independiente y con altos estándares éticos. Ciro es otro ejemplo. Y podemos incluir a Proceso y a los colaboradores de La Jornada y aun a los de Reforma y a gente que empieza a hacer su carrera en SDPNoticias. Son excelentes profesionales, pero no está obligado Andrés Manuel a no cuestionarlos solo porque se trata de gente excepcionalmente virtuosa y eficaz en su trabajo periodístico.