No especularé acerca de la salud de Andrés Manuel. Me quedo con lo dicho por su oficina: enfermó de covid otra vez —algo perfectamente normal, por cierto— y no enfrenta ninguna complicación debida a su añejo problema cardiaco.

Aprovecho el escándalo que tanta gente irresponsable hizo en redes sociales para reiterar que, para mí y para millones, desde hace muchos años ha sido un honor estar con López Obrador.

Me considero un privilegiado por haber podido conocer a una figura de dimensiones históricas.

AMLO es un hombre excepcional porque ha luchado toda su vida a favor de la democracia y la justicia social; lo ha hecho pacíficamente y nunca maniatado por los poderes fácticos de la política y la economía.

Su presidencia ha sido un esfuerzo muy serio para convertir a México en una nación con mayores libertades y con capacidad de ofrecer más opciones de bienestar a demasiada gente que vive en la pobreza.

La cuarta transformación encabezada por Andrés Manuel no puede fracasar porque es la última oportunidad de que sigamos viviendo en un Estado soberano.

En este periodo de rumores excesivos y perversos, si algo pudiera pedir a quienes actualmente están cerca de Andrés Manuel sería seriedad, compromiso, patriotismo, sentido de pertenencia y trabajo en equipo.

No pueden fallar Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Rosa Icela Rodríguez, Alfonso Durazo, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Leticia Ramírez, Víctor Castro, Octavio Romero, Jesús Ramírez, Rubén Rocha y el resto de las personas en quienes AMLO confía.

La politiquería será inevitable en los medios y en las redes sociales, pero hoy es el momento en el que más deben rechazarla quienes colaboran con el presidente de México.

Las ambiciones, legítimas e ilegítimas, tendrán que dejarse para otra ocasión. ¿Será posible que las hagan a un lado al menos durante unos cuantos días, los que tarde Andrés Manuel en recuperarse?

Ahora mismo lo único éticamente admisible que deben hacer quienes participan en la 4T es seguir trabajando, cada quien en lo suyo, todos y todas inspirados en la consigna que surgió en los momentos más difíciles de la lucha de Andrés Manuel, cuando la mafia del poder se lanzó con todo a destruirlo con ardides legaloides y fraudes electorales: ¡Es un honor estar con Obrador!