Para calmar el apetito del Huey Teocalli o Templo Mayor, aquí unos cuantos ‘hueyes’ políticos mexicas así como algunas de sus valiosas piezas, ofrendas sagradas al menos a la imaginación:

Hígado curtido en alcohol de Felipe Caldercóatl:

Gigantesca pieza hinchada con pulque y aguardiente del extlatoani originario de tierras purépechas quien dominara en la etapa registrada como: ‘haiga sidotl, como haiga sidotl’, periodo en el que la sombra de ‘La Serpiente Embriagada’ se posaba en las escalinatas de Palacio Nacional cual gusano de maguey en mezcal, justo en el horario conocido como happy hourzontli.

Lengua babeante de Vicente Foxcóyotl:

Babosa y muy larga lengua, famosa por hacer resbalar a su propio dueño hasta descalabrarlo. En esta exposición especial se acompaña de una pequeña lengua (aunque muy venenosa) de su compañera Martazihuátl Sahagún.

Santo copete del niño Enrique Peñitzi Nietotócatl:

Olvídese del penacho de Moctezuma con este memorable cuero cabelludo que recuerda el inicio de la desaparición de los prinosaúrios, legendarios especímenes que consumían fajos de billetes, oro y moches a diestra y siniestra.

Ernestzilopóchtli Zedilloc Fobapróatl:

Grisáceo tlatoani de la era prinosáurica posterior al sacrificio de Colosioyauqui. Lo más atroz de este personaje fue condenar a su pueblo a la maldición eterna del Fobapróatl y engendrar a un vástago capaz de embarazar a la diosa del Tik Tokzauqui: Erika Buenfilopóchtli.

Carlosáhuatl Salinastli:

Misterioso nahual capaz de transformarse en rata, después en tlatoani y de nuevo otra vez ¡en rata! En algunas zonas también era visto como un orejón chaneque que se divertía desapareciendo partidas secretas y empresas mexicas como Telmextlipoca para después aparecerla para su amigo Carlosáhuatl Slimoc el semidiós de los tesoros de oro y plata.