Me encanta leerla cada sábado en las páginas de opinión de los diarios de Grupo Reforma: El Norte, de Monterrey; Reforma, de la Ciudad de México, y Mural, de Guadalajara. En general lo hace muy bien: la periodista Peniley Ramírez normalmente me deja muy satisfecho por la calidad de la información que difunde. Le aplaudo que, sin falsas modestias, ella con frecuencia presuma que es una periodista de investigación. Lo es, sin duda. Pero este sábado 8 de junio de 2024, desgraciadamente, se atrevió a escribir sobre encuestas sin haber investigado el tema con la profundidad que exigía. Decepcionante superficialidad analítica de Peniley. Veamos.

No era una investigación muy complicada: ahí están, son públicos, mucha gente los conoce... ¿Por qué la periodista de investigación no vio, antes de escribir, los pronósticos electorales probabilísticos realizados por numerosas empresas encuestadoras, incluida la del Grupo Reforma, donde Peniley colabora? Sorprende que una periodista de investigación tan profesional haya dicho tantas mentiras, demasiadas, en su artículo de este sábado. Y sorprende más que su única fuente identificable sea un encuestador profesionalmente indecente, Francisco Abundis, de la empresa Parametría. (Antes de que se me acuse de insultar a este hombre, deiré que él admitió su indecencia en entrevista con Peniley, como se verá más adelante).

Según ella, existió un voto oculto que las encuestas no detectaron. ¿En serio? Esto significa que Peniley Ramírez piensa, muy erróneamente, que no hubo encuestas capaces de pronosticar que Claudia Sheinbaum iba a ganar por más de 30 puntos porcentuales de ventaja. Pero, ni hablar, sí hubo mediciones demoscópicas que pronosticaron muy correctamente el resultado electoral de la pasada elección presidencial:

  • Mendoza, Blanco y Asociados.
  • Covarrubias y Asociados (publicó en El Heraldo de México).
  • De las Heras Demotecnia, en el diario español La Vanguardia.
  • MetricsMX en SDPnoticias.

Estas cuatro encuestadoras difundieron sus pronósticos antes de la jornada electoral: Claudia Sheinbaum iba a derrotar por más de 30 puntos de diferencia a Xóchitl Gálvez, exactamente lo que ocurrió. ¿Cuál voto oculto, Peniley? En las encuestas que he mencionado, incluyendo la nuestra, las personas entrevistadas no ocultaron sus preferencias, por supuesto que no: las expresaron abiertamente, sin miedos. Otra cosa es que, como le dijo a Peniley un intelectualmente deshonesto encuestador, le mencionado Francisco Abundis, hubo empresas demoscópicas que alteraron sus resultados porque sus directivos no creían que fueran tan grandes las ventajas a favor de Claudia.

Le dijo el inmoral Abundis a Peniley: “Todos teníamos los números enfrente y no lo creíamos, era una barrera mental”. ¿Barrera metal? No manchen. Dijo más el propietario de Parametría. Que como algunos encuestadores no creían en los números que salían de sus propios estudios, los modificaron: “Todo el mundo modeló, se achicó. Si nadie hubiera modelado, hubiéramos salido todos impecables”.

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Peniley explica a sus lectores lo que significa o debería significar modelar en las jerga de las casas encuestadoras: diseñar esquemas matemáticos para ajustar las mediciones. Ese debería ser el único significado de tal vocablo, pero desgraciadamente en el caso de algunos encuestadores modelar significa otra cosa: cambiar sus resultados simple y sencillamente por sus puros güevos.

Es decir, Francisco Abundis, una vergüenza como encuestador, confiesa que en sus mediciones Sheinbaum ganaba por 30 puntos de ventaja, pero como no lo creía posible –o quizá para no molestar a gente de la derecha–, modeló y con olímpica desfachatez le quitó puntos a Claudia para sumárselos a Xóchitl y así presentar un pronóstico que coincidiera con el pensamiento de buena parte de la comentocracia que se negaba a creer en las enormes ventajas de la excandidata de izquierda.

Desde luego, el deshonesto Abundis le mintió a Peniley Ramírez, y esta se dejó engañar, ya que hubo encuestadores, como Rodrigo Galván de las Heras, que utilizaron modelos técnicamente bien estructurados para pronosticar acertadamente lo que iba a suceder, y lo consiguieron: De las Heras Demotecnia fue muy precisa al darle a Claudia Sheinbaum más de 30 puntos de ventaja. No sé si Mendoza y Covarrubias modelaron, pero publicaron más de 30 puntos de ventaja para Claudia. MetricsMX, que difundimos aquí en SDPnoticias, no modeló nada. Simple y sencillamente dimos a conocer lo que salió en la medición: que Claudia Sheinbaum ganaba por más de 30 puntos porcentuales, y así ocurrió.

Espero que la periodista de investigación Peniley Ramírez, en un próximo artículo o al menos en un mensaje en redes sociales, admita que esta vez realizó una pésima investigación porque, ni hablar, ha dado a entender que todos los encuestadores son tan deshonestos como Abundis, y eso es injusto. Por lo demás, no sé si modelaron o modificaron resultados por sus puros desos encuestadoras prestigiadas. Pienso en los estudios de Reforma, Buendía y Márquez (El Universal), Enkoll (El País) y El Financiero, que atinaron a la ganadora pero se quedaron muy lejos de la realidad.

Enseguida una tabla que compara los pronósticos de numerosa encuestas con el conteo del INE:

Eficacia de MetricsMx (SDPNoticias) en la presidencial 2024

Peniley tendrá que reconocer que hubo encuestas muy precisas: ahí están los datos publicados en distintos medios de comunicación e inclusive de las páginas de internet del Instituto Nacional Electoral. Así las cosas, admirada periodista de investigación, te suplico admitir con humildad que esta vez no investigaste nada o que, incomprensiblemente dada tu experiencia, te engañaron las fuentes que consultaste.

Peniley Ramírez quizá piensa lo mismo que Jorge El Güero Castañeda, quien en un artículo publicado en el sitio de internet de CNN en español dijo que las encuestas más descabelladas tuvieron las razón, es decir, que las encuestas sensatas fallaron. Qué tontería. Ahora resulta que las empresas especializadas en estudios demoscópicos que midieron con precisión eran disparatadas, mientras que eran razonables y objetivas las que midieron mal y se equivocaron. Porque sería inútil, a Castañeda no me atrevería a pedirle que reconociera nada. El Güero, anarquista metodológico, hace y dice lo que se le pega la gana y si cae en insensateces, las defiende apasionadamente: inclusive daría la vida para que se le permitiera vivir en el error. En fin, así las cosas en la comentocracia mexicana.

Posdata

Quien sí debería disculparse con las encuestadoras serias, esto es, las que midieron correctamente desde el principio, es el intelectual Héctor Aguilar Camín. Este durante meses dijo que la elección estaba cerrada y, por lo tanto, consideraba falsas las mediciones que le daban ventajas de 30 puntos porcentuales a Claudia Sheinbaum. Pero Aguilar Camín, integrante de la nueva secta política —la de quienes deliran aterrorizados porque perdió la derecha— no se disculpará porque seguramente piensa que Lucifer metió la cola para castigar a México.