Andrés Manuel López Obrador, recuerdo, siempre anheló un México más próspero y democrático. Él, desde sus tiempos estudiantiles como líder, pugnó para que la sociedad tuviera mejores condiciones, argumentando que el Estado, como vehículo que debe garantizar aspectos esenciales, fuese la punta de lanza para ello. Ese conjunto de ideas, por supuesto, no se compaginaba con el régimen todopoderoso del PRI. Siendo oposición, en efecto, el mismo AMLO luchó para que la democratización penetrara en todos los espacios del gobierno, sobre todo en la toma de decisiones. Eso, simplemente, se basa en la parte de la esencia de un proyecto de nación que, como sabemos, triunfó con el apoyo del pueblo en 2018. A partir de allí, efectivamente, comenzaba a escribirse una nueva línea del tiempo que, entre muchos otros resultados, fue darle certeza a miles de familias que vivían bajo el flagelo de la ignominia de los grupos conservadores.

Los programas sociales, que siempre formaron parte de sus prioridades, fue uno de los asuntos que se trataron de inmediato en el poder legislativo. El tiempo, desde luego, no permitió que otros temas avanzaran para coronar, sin duda, uno de los sexenios más productivos en la vida pública de México. Ante esa enorme responsabilidad de seguir profundizando las políticas públicas, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, prometió sacar los pendientes por una sencilla razón: ambos cargan con el mismo compromiso social con las causas. Una de ellas, por supuesto, fue democratizar a un poder judicial que, en décadas, ha sido corrompido por aquellos grupos potentados del territorio nacional o, de plano, por las cuotas de poder que eran incesantes para quebrantar el Estado de derecho. Sirviéndose de ello, ministros, jueces y magistrados han dejado claro que, como tal, la justicia no es equitativa, mucho menos para los sectores más vulnerables.

Por justicia social y democracia, al fin, tendremos mayor emancipación en la participación de justicia ahora que el pueblo de México, de norte a sur, vote para elegir a los representantes del poder judicial. Al conseguir la mayoría calificada, en ese sentido, Morena logró hacer lo propio para que ese proceso abra el compás a la democracia participativa. Ese fue, tras bambalinas, el motivo que sostuvo Claudia Sheinbaum con gobernadores y gobernadoras emanados de Morena en Palacio Nacional. La misma jefa de Estado, nos cuentan, fue muy clara en mencionar que no debe existir ninguna injerencia del Estado para un asunto que, en concreto, le compete al pueblo. Ellos serán, lo dijo en otras palabras, los que tomen el rumbo, de acuerdo con su juicio, las riendas de un pilar fundamental para terminar con la corrupción. Dada la importancia en un tema que no ha dejado de insistir Sheinbaum, otra de las consignas acerca de lo que consideró un hecho inminente, fue la promoción sin proyectar a ninguno de los participantes.

Desde luego, se tocaron también temas sustanciales en uno de los programas más humanistas que, por lo mismo, hemos hecho mucho énfasis, sobre todo porque son programas de asistencia que vendrán a catapultar el desarrollo. Hablamos del punto crucial que ha significado el IMSS-Bienestar. Para ello, queda claro, se desplegará una enorme difusión; se calcula que en estos primeros meses se comience a multiplicar ese acuerdo que signaron de colaboración, especialmente en la atención médica en clínicas y hospitales que se ha reportado listos para albergar la asistencia a miles de no derechohabientes, con el registro de una cantidad importante que serán beneficiarios de este programa social que la misma gente ha hecho suyo como un proyecto humano para brindar el acompañamiento que se necesita. Eso, por supuesto, obliga a las administraciones estatales a generar mayores condiciones de acceso. De hecho, participarán todas las entidades, principalmente las que gobiernan la izquierda.

Lo que se realice después, queda claro, dependerá de la voluntad de los gobiernos estatales que, hace unos días, se reunieron en privado con la presidenta de México. En el fondo, evidentemente, sirvió como marco para resaltar la unidad que existe en el seno lopezobradorista y, de paso, para presumir, con datos sólidos, que las administraciones de la cuarta transformación saben llevar a cabo su trabajo con responsabilidad. Es notable, por ejemplo, la consolidación de Eduardo Ramírez en Chiapas dada la pacificación del sur del territorio nacional, lo mismo que de Evelyn Salgado en Guerrero, especialmente por el nuevo rostro que tendrá uno de los epicentros turísticos más bellos como Acapulco; y qué decir de Michoacán, que camina a la modernidad con Alfredo Ramírez Bedolla, concretamente con las obras de gran impacto que coordina Gladyz Butanda. Esa misma visión, en aras de profundizar el desarrollo, se ha notado en Puebla a gran escala. Alejandro Armenta está siendo la vía para darle un nuevo rostro a uno de los enclaves más importantes. Y sí, también el Estado de México está muy identificado con esa política, bajo la batuta de Delfina Gómez. Todo ello, por supuesto, requiere de una buena coordinación con la presidenta Claudia Sheinbaum, que la vemos, naturalmente. De hecho, esa reunión sirvió de telón de fondo para fijar nuevas metas y propósitos que sigan manteniendo los altos índices de crecimiento en varias áreas de oportunidad, que siempre será la bandera de este proyecto de la 4T.

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Y los gobernadores y gobernadoras, a propósito de ello, se pronunciaron a favor, especialmente ahora que sigue habiendo vestigios de tensión con el vecino país.

Notas finales

En este espacio de opinión, lo hemos dicho una y otra vez, reconocemos el potencial, pero sobre todo el compromiso de quienes aportan a que México siga por el camino correcto de la transformación. Hace poco, en efecto, reconocemos todo lo que ha hecho posible Emiliano Rojas, asesor del coordinador de los diputados de Morena en San Lázaro, para ser un portavoz de miles de jóvenes que, a lo largo y ancho del país, han acudido a los diálogos de la transformación que se llevan a cabo en la cámara baja periódicamente. En ese sentido, hay que apreciar y valorar el gesto que tuvo el líder, que es un mentor y guía, para expresar unas palabras de felicitación en sus redes sociales, pues Emiliano, que tiene un futuro prometedor en estos ambientes, se graduó para obtener el grado de licenciatura en derecho nada más y nada menos que con la presencia de Monreal como su sinodal. Eso se llama tejer fino de un prospecto que va viento en popa.