Hace años, supongo que en 1994, Paco Calderón realizó un cartón sobre el genocidio en Ruanda que lo pinta de cuerpo entero y, al mismo tiempo, pone en relieve que una persona como él nunca debió publicar en medios masivos de comunicación.

Dejando de lado el hecho de que presenta como una guerra lo que en realidad se trató de un esfuerzo sistemático para exterminar a un grupo en particular, los tutsis, el cartón representa a un miembro de dicha etnia como una paleta de caramelo. Vaya humor de pastelazo; vaya falta de gracia. Ni Capulina, me cae.

Por otro lado, se representa a un miembro de la etnia hutu -escrito ‘jutu’ por joder- con vestido, tacones largos, joyas y bolso. Porque los homosexuales y los trans son hilarantes, al parecer.

Para colmo, ambos aparecen con los labios desproporcionadamente grandes, algo que siempre (y no sólo en las últimas décadas, como algunos exponen) ha sido de particular mal gusto y mala fe hacia las poblaciones melanoafricanas.

Hoy, Paco Calderón recurre al racismo para criticar a Manuel Bartlett

En la última década del siglo pasado era más común (no por ello aceptable, vale decir) encontrarse con este humor tan ramplón, homófobo, tránsfobo y racista plasmado en medios de comunicación. Pero que el autor mantenga los mismos prejuicios en 2021, de plano raya en la pena ajena.

Este martes, Paco Calderón publicó un cartón donde representa a Manuel Bartlett pisoteando un aerogenerador, así como los textos del Acuerdo de París y el T-MEC.

Hasta aquí, todo normal: se trata de una obvia (y graciosa, supongo) crítica a un funcionario de trayectoria reprochable, generada desde una posición política de corte conservador que merece todo respeto.

Pero el autor no se contenta con exponer a Bartlett, y recurre una vez más al racismo, a la discriminación, al poco entendimiento, para… por… por razones que no pueden entenderse, siendo sinceros.

Calderón dibuja a Bartlett ataviado con un hueso en la cabellera, una falda elaborada con plátanos, pulseras de cuentas y brazaletes tejidos en los tobillos.

Para rematar el cuadro, el político priista-morenista canta ‘porque esto es África’, estribillo de ‘Waka waka’, esa infame canción de Shakira que sirvió como tema oficial para el Mundial de Sudáfrica y que de africana tiene muy muy poquito.

¿Por qué Reforma permite el racismo en sus páginas?

Está bien que Paco Calderón no sepa nada de África. Pero, diablos, usar referencias al continente siempre desde la ignorancia, el prejuicio, la mala onda y la tacañería intelectual resulta menospreciable, vergonzoso. Es una chingadera, dicho en términos simples.

Reforma tiene que entender de una vez que el racismo no es aceptable. No hay circunstancia que lo justifique, matiz que lo atenúe ni escenario que lo permita. No, y no, y no.

Les invito al siguiente ejercicio: revisen sus cartones mediante cualquier motor de búsqueda en línea, y escojan unos cinco o seis.

Noten que casi siempre representa con piel morena a las personas más pobres. Noten que casi siempre representa a los políticos de centro-izquierda (morenistas, priistas, de la CNTE, el EZLN, etc) con un tono de piel más oscuro que a los panistas. Noten que casi siempre representa a los delincuentes con piel morena, pero no a los de cuello blanco, por supuesto; es decir, un narcotraficante es moreno bajo su pincel, pero un dueño de banco jamás.

Ahora, les invito a reflexionar sobre esta posición: ¿qué dice de su autor? ¿Será que Paco Calderón ve a los morenos como inferiores a los blancos? A mí, por lo pronto, me parece obvia la respuesta, pero dejo la última palabra al lector.