Es joven, apenas cuenta con 46 años de edad. Entonces, si perdiera en 2024, tendría edad para construir una segunda candidatura presidencial, la de 2030. Pronto dejará de ser el responsable de la administración pública de Oaxaca, donde hizo un trabajo sobresaliente. En una de las entidades más complicadas de gobernar —sus antecesores no pudieron evitar fuertes problemas sociales—, Alejandro Murat Hinojosa logró llevar la fiesta en paz con los distintos grupos políticos, sindicales y de defensa de intereses comunitarios específicos. Otra diferencia con anteriores gobernadores radica en que Murat no ha estado en el centro de conflictos de corrupción.

Ayer levantó la mano. Lo hizo en el noticiero de Pepe Cárdenas, en Radio Fórmula. El gobernador Alejandro Murat dijo que sí, que aspira a ser presidente de la república. Ya lo había mencionado AMLO como uno de los precandidatos del PRI, y Murat rápidamente lo confirmó. No aparece en las encuestas porque no se le ha medido. Pero, dadas las pobres estadísticas de otros y otras priistas, no le costará ningún trabajo posicionarse por arriba de Alejandro Alito Moreno, cuyos negativos son impresionantemente elevados; del gris Enrique de la Madrid, quien no entusiasma a nadie, y del excesivamente fifí Alfredo del Mazo —es la imagen que tiene el todavía gobernador del Estado de México, y no se le ve con ganas de modificarla—.

Murat se lleva muy bien con el presidente López Obrador. Esto no le garantiza que Andrés Manuel vaya a apoyarlo en el 2024, pero si las circunstancias conspiraran en contra de la unidad en Morena —esto es, si estallara un conflicto insuperable entre Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López—, AMLO podría ver a Murat algo así como el menor de los males, ya que lo preferiría a cualquier aspirante panista o de Movimiento Ciudadano.

¿Que el PRI perderá las elecciones de este año en Oaxaca? Es verdad, pero si Murat es hábil —y creo que lo es— sabrá administrar la derrota para transformarla en una victoria: la de que no hizo nada indebido para obstaculizar al partido y al candidato del presidente.

Cuando deje el gobierno de Oaxaca, Murat deberá buscar una posición política relevante, ya sea la dirigencia del PRI —si Alito entiende las cosas y se hace a un lado por el bien del viejo partido— o apoyar la campaña de gobernador del Estado de México, donde Morena no la tendrá nada fácil, particularmente si el partido de izquierda insiste en que postular a una de dos opciones, la mala (Delfina Gómez) o la peor (Higinio Martínez).

Ya se verá qué pasa con Alejandro Murat, quien es amigo cercano de Alito Moreno, pero… lamentablemente para ellos, si Murat desea poner orden y llevar al PRI por una ruta sensata, deberá trabajar para que Alito le baje a su protagonismo y deje operar a políticos con menos negativos.