EL AJEDREZ HUMANO
Este fue el primer Gran Premio después de la pandemia y por eso quiero empezar esta columna destacando la extraordinaria actitud de la afición en el Autódromo Hermanos Rodríguez, pese al calor y el implacable sol, el fin de semana parecieron todos domingos, con un apoyo desbordado a Sergio Pérez que sépanlo, lo impulsan mucho para dar todavía más de sus capacidades en la pista, el año pasado me tocó también estar acreditado y pese al primer podio histórico de un mexicano en su GP, las restricciones sanitarias privaron de un festejo como se debía, este 2022 fue el desquite, aunque, deportivamente hablando, las metas de Checo eran diferentes, no pretendía pelear por un simple podio, sino por el triunfo, sin embargo, los “fierros” le fallaron y su RB18 no estuvo a la altura de las exigencias que la casa pedía.
El sábado marcó el rumbo del domingo, la clasificación condicionó la carrera, al prender el coche previo a la Q1 algo andaba mal, una falla eléctrica obligó a Pérez prácticamente a correr a ciegas, sin telemetría, sin referencias de carga de batería en el ERS, abriendo el DRS manual, sin la DATA básica para ser competitivo, con puro instinto llegó a la Q3 solo alcanzándole para un cuarto lugar, por atrás de unos Mercedes que gracias a las actualizaciones y aprovechando la densidad del aire en la altura de la Ciudad de México, lograron meterse entre Checo y la gloria, entre Checo y Max, quien despiadado, letal, construyó su victoria histórica 14 en una temporada, desde la pole hasta cruzar la meta.
Pocos saben que el monoplaza de Checo es el experimental, por él pasan las adecuaciones que después, ya siendo actualizaciones, estarán en el coche de Verstappen ¿Injusto? Es el papel que le toca, no es exclusivo de Sergio, así ha sido en la historia de la F1, la diferencia entre piloto 1 y piloto 2 no solo está en el salario, ni en los beneficios, sino en la manera como se prepara, se desarrolla y actualiza el vehículo, el domingo, Checo padeció una falla eléctrica de la Qualy y sobrecalentamiento de motor, frenos y neumáticos durante la carrera, fue un suplicio, un reto, un desafío conquistar el podio, desde la estrategia, agresiva, alargando con neumático rojo para presionar a los Mercedes, el primer stint con 24 vueltas le obligó a sobre exprimir las llantas amarillas dando 47 giros más, una brutalidad aún para las restricciones que tiene el tapatío, que ha tenido que luchar hasta contra su propio equipo para ser competitivo.
Por eso el tercer lugar supo a poco, en una carrera de pocas emociones, lineal y hasta aburrida, rodeada de problemas mecánicos y eléctricos, Checo podía como mínimo finalizar segundo, no sé si le daba para vencer a Max y no lo digo por falta de capacidad de Checo, sino por la diferencia de rendimientos entre los dos Red Bulls, es subirse a un coche que está hecho al gusto de un cliente y que el otro se tenga que acostumbrar, la experiencia es diferente.
Tal vez esa fue la razón por la que Sergio no mostró tanta euforia con este podio, porque sabía a poco, aunque para la afición verlo compartir con el siete veces campeón Lewis Hamilton y el bicampeón vigente Max Verstappen tenga que ser digno de orgullo, de atesorar estos momentos, porque cuando los años pasen y no haya un piloto mexicano en la Fórmula 1, platicaremos con nostalgia que nosotros vimos y estuvimos en los días gloriosos donde un tal Sergio Michel Pérez Mendoza se hablaba de tú con los mejores, los días en el que el Foro Sol sonaba como el Estadio Azteca y como el cielito lindo se le cantaba a un hombre que hizo que la Fórmula 1 pasara de ser un deporte elitista, a uno de las masas, del pueblo, al menos, por unos años.
Twitter: @LEAdeportess